Oceanográfico Frost

- Si quieres no creo que a Caroline le importe que cojas algo de su ropa - comenté mirándola mientras me abrochaba el cinturón, prefería no pasarme por su casa, que seguro que estaba su chucho esperándola - vamos - dije cuando terminé de vestirme, cogí las llaves del coche y la cartera y salí del cuarto guardándome las cosas en los bolsillos del vaquero - podemos ir a comprarte ropa después, en plan Pretty Woman - dije riendo.

- Creo que prefiero no molestarla ahora- por el ruido que había fuera estaba bastante ocupada moviendo cosas-. Mark Anthony Turner, por tu bien espero que eso no vaya con segundas- lo señalé con el dedo-. Me encantaría hacerlo un día...pero cuando no esté tan metida en el papel- me señalé y sonreí un poco. Salimos de su habitación. Caroline tenía todo el salón patas arriba, la busqué con la mirada, ¿estaba metida detrás del mueble de la tele?, lo había separado un poco, lo suficiente para que ella cupiera y estaba ahí metida limpiando. Miré a Mark con el ceño fruncido y cogí mi bolso, que se me había caído el día anterior y estaba colocado en un perchero.

- Vale, vale - dije riendo, me paré con una mueca cuando vi el salón patas arriba, Caroline estaba detrás del mueble de la tele - ¿estamos cambiando la decoración del salón? - pregunté acercándome - eh Carol, ¿qué haces tan temprano? - pregunté riendo un poco, entre curioso y extrañado.

Estaba tan centrada en limpiar que ni siquiera me había dado cuenta de que Mark había salido de la habitación y dí un gritito sobresaltada cuando lo escuché dándome un pequeño golpe en la cabeza por el respingo.
- Auch- me quejé pasándome la mano por el golpe. Me asomé un poco y miré a Sam.
- ¿Qué te ha pasado en la cara?- preguntó ella mirándome.
- No podía dormir- dije rápidamente para quitarle importancia, tenía los ojos algo hinchados. Miré a Mark-. Estoy limpiando- dije seria- ¿has visto la de polvo que se acumula aquí abajo?- pregunté señalando detrás. Llevaba limpiando desde que Damon se había ido esta madrugada, aunque había tratado de no hacer ningún ruido, ya había limpiado el salón tres veces y la cocina dos.

Puse una mueca cuando vi que tenía los ojos hinchados, eso era de llorar, no de no dormir. Miré a Sam de reojo y me acerqué un poco a Caroline.
- ¿Estás bien de verdad? - pregunté un poco preocupado - nadie limpia esos sitios, Carol - cuando le preocupaba algo o estaba mal se ponía a limpiar, que no era la primera vez que la veía hacerlo - vamos a desayunar fuera, ¿por qué no te vienes? - no quería dejarla en casa, que se iba a deprimir más.

- Si, claro, ¿por qué no iba a estar bien?- pregunté rápido mirándolo a los ojos- tengo una casa bonita, un trabajo que me gusta, unos amigos estupendos y un novio genial- sonreí ampliamente, aunque en realidad no tenía ninguna gana-. Pues todos son unos cochinos, los muebles se tienen que limpiar por todos lados, donde hay base hay polvo- repetí como había oído decir siempre a mi nana-. Luego aparecen las alergias a los ácaros y todo eso...y bueno, tu no puedes tener alergia, pero yo sí- y lo que me faltaba era que me salieran alergias...
- Eso, podrías venirte...luego iremos a una tienda de animales a comprar unos pececillos- me dijo Sam mirándome con una sonrisa, parecía que era la Sam buena hoy.
- No, creo que no...quiero terminar esto, aun me falta la cocina- la señalé. Quería darle un repaso más, y además, no podía salir así, tenía que tener una carra horrible para que me hubiesen mirado de esa forma-. Id vosotros y pasadlo bien, luego me enseñas los peces- le dije sonriendo a Mark.

La conocía bien y sabía que algo pasaba, pero si no me lo quería contar ahora no me iba a poner pesado.
- Bueno.. pues nos vemos luego - dije mirándola, suspiré mientras me giraba hacia Sam y fuimos hacia la puerta - no limpies mi habitación - dije girándome hacia Carol, le abrí la puerta a Sam - hasta luego - me despedí y salí detrás de Sam - habrá discutido con Damon - le expliqué a Sam de camino al coche - o con sus padres.. - suspiré sacando las llaves del coche y abriendo desde donde estábamos con el mando.

- Vale...- respondió sonriendo- ¿por qué no me dejas limpiarla?- se quejó. Rodó los ojos a la vez que soltó un suspiro y asintió con la cabeza-. No lo tocaré...- se dio la vuelta y se metió de nuevo tras el mueble a limpiarlo.
- Adios...- dije mirándola desde donde estaba. Salimos de la casa y suspiré-. ¿Crees que está bien?- pregunté-. No es un comportamiento muy normal ¿no?- aunque Carol siempre había sido bastante rarilla-. Espero que se le pase...- además, no tenía buena cara y ahora me daba cosa dejarla ahí sola.

- No, está mal.. ya te digo que habrá discutido con alguien - suspiré - pero bueno, si no quiere contárnoslo ahora no podemos hacer nada - a lo mejor era porque estaba Sam y tenía que ver con Damon - le da por limpiar.. supongo que así desconectara, es como yo con la comida.. pero imagínate que se pasara todo el día comiendo cada vez que se siente mal, pesaría dos toneladas - comenté divertido al imaginármelo en la cabeza - se le pasará, es Caroline..

Montamos en el coche mientras él me iba explicando, suponía que era lo que decía él, mantenerse ocupada le sentaba bien cuando estaba mal.
- Oyee, pero que malo eres- me quejé dándole un golpecito flojo en el brazo- tu tienes suerte, porque eres vampiro que sino si que pesarías dos toneladas- sonreí un poco-. Supongo que sí- eso esperaba, la verdad es que me había dejado un poco preocupada-. Tu ya no estás mal ¿no?- pregunté mirándolo.

- No soy malo, es la verdad, piénsalo - dije riendo un poco mientras montábamos en el coche - ya, muchas veces me preocupo.. ¿y si un día dejamos de ser vampiros? seguro que me pasaría como a las palomitas, haría plop y me pondría gordísimo por todo lo que he comido desde que podemos - dije riendo - no, ¿tu estás mal? - pregunté mirándola de reojo mientras arrancaba - estoy bien.. pero me sigue gustando comer, no puedo evitarlo.

- Si, es verdad, pero no es momento de pensar en eso- le regañé aún sonriendo un poco-. Si algún día dejamos de ser vampiros...- repetí pensándolo. ¿Podríamos dejar de serlo algún día?, y si ocurría...¿que sería de nosotros?, ¿moriríamos o sería como renacer?, por lo que me habían contado esto de sangrar y comer era algo raro, había empezado a pasar de la nada-. No, claro que no estoy mal- le respondí sonriendo- ya, eres tragón por naturaleza- reí-. ¿Crees que algún día podremos volver a ser humanos?- pregunté-. Yo a veces sueño con eso- sonreí un poco mirándolo-. En como sería...quiero decir...antes no comíamos ¿no? y de golpe si podíamos...¿y si pasara lo mismo con el vampirismo?

- No creo que eso ocurra, y si pasase moriríamos.. ya estamos muertos Sam, nuestro corazón no bombea, así que.. creo que sería como tener un infarto - comenté mientras conducía a la cafetería de las tartas - nunca volveremos a ser humanos - por mucho que lo deseáramos, suspiré disimuladamente y paré en un semáforo - búscale el lado positivo, así podremos estar juntos para siempre - le dije sonriendo - jamás podrás separarte de mi.. sueno como un psicópata ¿a qué sí? - le dije riendo.

- Ya, bueno, supongo que tienes razón...es solo que a veces desearía volver a serlo...no recuerdo lo que se sentía- y eso era casi peor que saberlo y echarlo de menos, porque yo no podía hacerlo y la razón de que me gustara ser vampiro era esa...y sentía que estaba mal que me gustara esto, éramos asesinos-. No, suenas como un hombre enamorado- dije mirándolo con una sonrisa en los labios- y aunque sonaras como un psicópata, creo que me gustaría igual- solté una pequeña risilla y miré la cafetería cuando paró el coche no muy lejos de allí-. Ahí hay una tienda de animales, podríamos ir directamente a esa...asi no me paseas por todo Frost así- le expliqué sonriendo mientras me bajaba del coche y caminaba hacia la cafetería.

- Yo tampoco - reconocí mirando la carretera - apenas tengo recuerdo de esa época.. pero creo que así es mejor, no lo echo de menos - comenté acelerando cuando el semáforo se puso verde - ¿qué pasa? mi novia es sexy y atrevida, sale a las once de la mañana vestida de noche - dije riendo mientras caminábamos hacia la cafetería después de aparcar el coche - te podía haber dejado algo mío.. pero irías peor - dije riendo, abrí la puerta para que pasara y entré detrás, nos sentamos en una mesa - yo quiero tarta de queso y mermelada de fresa - dije sin mirar la carta, era mi favorita - y otro cacho de la especial del día - le dije al camarero que había venido enseguida a atendernos, me conocían, siempre que iba comía tres o cuatro trozos.

- No, déjalo, ya he visto como me queda la ropa de chico, y no me favorece- reí un poco. Nos sentamos en una mesa y miré la carta. La gente me miraba de reojo de vez en cuando, se suponía que tenía que estar acostumbrada, y normalmente no me preocupaba, pero me sentía incómoda vestida así-. Yo quiero la de fresa y nada- le dije al camarero- y un batido de fresa también- me encantaba la fresa...suponía que los gustos nunca cambiaban. No tardaron mucho en traernos las tartas, suponía que porque ya las tenían hasta cortadas-. Que rapidez- dije riéndome un poco-. Tengo ganas ya de ver los pececillos- dije sonriendo mientras cortaba un trocito de tarta con la cuchara y lo probaba- umm que rico...

- A mi me parece que mis camisetas no te quedan mal.. - le dije sonriendo, alzando las cejas - pero para ir por la calle mejor con vaqueros, no quiero tener que pegarme con todo el mundo - comenté empezando a comerme la tarta - ahora vamos.. pero no podemos tirarnos toda la mañana eligiendo eh - dije mirándola, querría llevárselos todos.

- A mi me gustan tus camisetas y también como me quedan, pero me gusta ponérmelas en privado- reí- precisamente por eso- bromeé. Negué con la cabeza y me bajé un poco el bajo del vestido mirando de reojo alrededor, el tipo de la mesa de en frente no dejaba de mirarme, seguro que parecía una fresca. Seguí comiéndome la tarta con tranquilidad mientras lo escuchaba-. ¿Por qué no?- pregunté frunciendo el ceño- es que me dan mucha penita...están ahí con gente que no los comprende...no saben lo que necesitan, por eso se les mueren- me quejé.

- Puedes escribir un libro que se titule: "Lo que los peces necesitan" - dije mirándola serio, como si lo dijera de verdad - por Samantha Stwart, la mujer que susurraba a los peces - dije echándome a reír justo al terminar la frase - a lo mejor harían una película y todo - dije riendo aun - los peces se mueren a los tres meses porque es su ciclo de vida..

- Si, tu tómatelo a broma...- puse una mueca-. Si, pero si no los cuidan bien y con mimo se mueren antes- se estaba riendo de mí y yo decía esas cosas enserio, me daba mucha rabia que la gente no supiera tratar a los animales y se diera golpes de pecho diciendo que sabían mucho sobre ellos cuando en realidad no tenían ni idea-. ¿Por qué crees que hay tantos muertos en las peceras de las tiendas?- pregunté. Seguí comiendo la tarta y cogí el batido para darle un traguito y pasar la tarta.

- Eres una exagerada, Sam - dije rodando los ojos - es ley de vida, los más fuertes sobreviven y los débiles no.. tu como mucho puedes hacer una página web sobre los cuidados de los peces o crear una asociación en su defensa.. pero a nadie le va a interesar la vida de un pez naranja cuando puede ir a la tienda y comprar otro igual - comenté mientras iba comiendo - no puedes dejar que te afecte - a ella le afectaban las cosas relacionadas con animales.

- No exagero...- suspiré-. Si fuera así yo ya estaría más que muerta Mark...seamos sinceros, no soy especialmente fuerte- tenía suerte porque siempre había alguien cuidándome-. Y lo poco que he aprendido solo me sirve para huir- era joven aún, lo que sabía de defensa me lo había enseñado Damon-. No voy a hacer nada de eso porque se que no merecería la pena pero no quiere decir que me moleste- me quejé cogiendo otro trozo de tarta, el último-. No me digas eso, sabes que no puedo- mi vínculo con los animales era especial.

- Eres más fuerte de lo que piensas, Sam - dije parando de comer para mirarla - y el día que te des cuenta de eso no tendrás que huir más - cuando era la Sam mala demostraba que podía ser fuerte, solo tenía que encontrar el equilibrio - ya, ya lo sé.. pero inténtalo - dije volviendo a comer, me terminé los dos trozos de tarta y me recosté en la silla - piensa que al menos salvarás a un pececillo - le dije sonriendo un poco.

- Ya, claro- no creía que fuera como él decía, era la vampira más flojucha y débil que conocía. Me terminé de beber el batido y me relajé un poco en la silla-. Oh, no pienso salvar solo a mi pez, también a los tuyos- lo señalé- no creas que te vas a librar de mí- sonreí un poco-. Tienes que comprar una pecera con escondrijos para los más pequeñines- sino serían los primeros en morir. Llevé el dedo a mi plato de tarta cogiendo un poco de nata que había quedado ahí y rápidamente le manché la nariz sonriendo un poco.

- Que sí, vamos a comprar la pecera que más te guste, no te preocupes - dije mirándola, sonriendo - para que no te puedas quejar de novio - fruncí el ceño cuando me manchó la nariz y me limpié con el dorso de la mano - qué graciosa - dije mirándola - ya pensaré cómo vengarme - dije mientras llamaba al camarero - creo que necesitas un corte de pelo - le dije sonriendo un poco de lado, pagué la cuenta y nos levantamos para ir a la tienda de animales que había al lado.