Escondite de Klaus

- Ya, tienes razón- comenté mirándola-. Con un par de mudas de recambio estoy bien- dije mirándola. Había escuchado lo que pensaba, también veía los pensamientos de la perra, quería uno de sus premios. Me levanté y cogí uno de esos huesos pequeños para perros, una chuchería, le encantaban. Me acerqué y le di dos, que se los comió enseguida. Volví a sentarme y suspiré-. No estoy enfadado contigo...al menos no tanto- comenté-. Es todo- estaba cabreado por todo.

-Estas enfadado con el mundo...- comente en voz baja, aunque sabia que el me escuchaba.- Ojala yo pudiera estar enfadada con el mundo- aunque me había disculpado y había asumido que la había vuelto a cagar sabia que si volviera atrás lo haría todo de nuevo. Iría a esa cueva sola si hacia falta... no me arrepentía y suponía que era lo que ellos querían, pero no podía. No era capaz.-

- Algo así- más que con el mundo conmigo mismo. No hacía más que cagarla, una y otra vez desde que había sido niño. Yo era el que debería haber tenido los problemas de corazón de Michael, yo fui el que provocó la separación de mis padres, yo fui el que hizo que mataran a Sophie, que convirtieran a Sarah, que capturaran a todos...siempre era lo mismo-. Déjalo ya Sarah, lo has hecho, no tiene solución y como dices no te arrepientes, no tiene sentido que le des más vueltas, no estoy enfadado contigo, al menos no tanto como parece.

-Vale, lo siento- dije cuando comento que lo dejara ya, que no le diera mas vueltas. Le mire un instante, ojala yo supiera lo que estaba pensando, pero era imposible porque ademas el no me lo iba a decir. Solté a la perra aunque la deje sentada a mi lado en el sofá y me quede allí mirando a la nada.

La escuchaba pensar, pero decidí no hacer caso a lo que pensaba, ignorar esa línea de pensamientos. No le iba a decir lo que estaba pensando, me gustaba mi privacidad, además, ella no tenía por qué saber cómo me sentía en este aspecto, solo la confundiría más.
- Puedes moverte, no muerdo...al menos no a ti- a la perra igual sí que me la comía.

Cuando dijo que a mi no me mordia lo primero que se me vino a la cabeza fue decirle que si que lo hacia y pense en alguna de las veces que me habia "mordido" o le habia mordido yo a el, pero active mi don rapidamente (como si eso me salvara de algo) porque estaba vergonzada de haber pensado eso y luego me encogi de hombros.
-No tengo nada que hacer... no me hace falta moverme- le dije mirandole

La miré cuando escuché sus pensamientos y levanté una ceja cuando desapareció, ¿quería evitar que la viera ponerse roja o algo así?, podía escucharla de todas formas.
- No te toco porque no quiero hacerte daño- le aclaré-. Te aseguro que no he pensado en otra cosa desde que te ví- pero tal y como estaba a lo mejor le hacía daño...y después de lo de la pared me daba más miedo aún.

-Tampoco te lo he pedido- le dije cuando comento porque no me tocaba.- No hace falta que me mientas, puedo asimilar algunas cosas aunque no me gusten- le dije un poco molesta, si no hubiera pensado en otra cosa que no hubiera sido eso desde que me vio, por lo menos un abrazo me abría dado, pero ni siquiera apoyo sus manos en mi, solo se enfado. Me levante del sillón en el que estaba sentada y camine hacia la estantería para coger un libro cualquiera.

- Piensa lo que quieras Sarah, lo vas a hacer de todos modos- y yo estaba un poco cansado ahora mismo para andar repitiéndole lo mismo de siempre. Era repetir lo mismo una y otra y otra vez, y hoy no me encontraba con fuerzas para repetirlo-. El de la izquierda es mejor- le dije cuando la vi coger un libro. Me los había leído todos varias veces, me los sabía de memoria, y sabía que el que tenía en la mano no le iba a gustar tanto como el otro.

Le mire de reojo cuando me hablo del libro, cogí el que el había dicho y se lo lance, por si quería leerlo, aunque en realidad era porque estaba un poco enfadada y no quería hacerle caso en eso. Me senté de nuevo, colocando a la perra sobre mi tripa y tumbandome un poco para empezar a leer.

Cogí el libro al vuelo cuando lo lanzó. Puse una mueca y me acomodé en el sofá en el que estaba para empezar a leerlo. La miré de reojo un poco y después decidí ignorarla, si ella estaba enfadada tenía que imaginarse como estaba yo. La perra no se estaba quieta, iba de un lado al otro del sofá moviendo la cola, inquieta. Se notaba que estaba contenta.

Me di la vuelta en el sofá cuando termine el libro, tumbandome de cara al respaldo y dándole la espalda a Asthon. Suspire e intente dejar la mente en blanco, no tenia nada que hacer así que intentaría dormir un poco. Al principio me costo pero termine por quedarme dormida y no me desperté hasta que no tuve una pesadilla. Entonces gire la cabeza de golpe para asegurarme de que Asthon estaba allí, había soñado que Erik y yo no llegábamos a tiempo a la cueva y allí ya no estaban ni Gabriella ni el, solo habían cenizas.

Sarah se quedó dormida y yo cogí otro libro, aunque en realidad lo que quería era cazar...mi sed parecía infinita, y mis ganas de matar aún más, me sentía como un neófito. La miré con atención cuando noté que estaba teniendo una pesadilla, no sabía muy bien que hacer...a lo mejor si me acercaba mucho le hacía daño o algo, prefería no arriesgarme, tenía demasiada sed de venganza.
- Estoy aquí- dije simplemente, en voz baja, para calmarla-. Ya ha pasado...- intentaba que mi voz sonara dulce, aunque no era capaz de conseguirlo.

Cuando me gire y Asthon me hablo la perra se asusto un poco y se puso a ladrar, se asustaba si nos movíamos demasiado deprisa y yo lo había hecho instintivamente. Estire mi mano para cogerla, la subi sobre mi tripa y le acaricie la cabeza, dejando un beso allí.
-No pasa nada- le dije a la perra susurrándole despacio y acariciándola.

Miré a la perra cuando empezó a ladrar, me daban ganas de arrancarle la cabeza, pero me contuve. Me quedé quieto como una estatua hasta que Sarah la cogió, y entonces me relajé un poco. La miré y volví la vista al libro de nuevo, no sabía que más decirle. Además, me había ignorado, así que no tenía mucho sentido que le dijera nada más.

Estuve un rato acariciando a la perro hasta que se quedo tranquila, entonces me puse a jugar con ella. Para hacerla rabiar activaba y desactivaba mi don y ella me gruñía como enfadándose y saltando encima de mi a buscarme cuando desaparecía. Eso siempre me hacia reír, porque era muy graciosa, moviendo el rabo cuando aparecía y gruñendo cuando desaparecía.

Cuando empecé a escuchar a la perra gruñir y ladrar volví a mirarlas a las dos, estaban jugando. Esa imagen normalmente me gustaba, y ahora no se podía decir que me disgustara, pero me sentía bastante fuera de lugar...otras veces que habían jugado así había sido sobre la cama y yo participaba un poco haciendo rabiar a Perséfone o a Sarah. Cerré el libro que estaba leyendo y me levanté del sofá. Caminé hasta la entrada de la cueva y me apoyé en la pared, mirando hacia fuera, la oscuridad, y escuchando todo lo que alcanzaba a oír del bosque.

Después de un rato mas jugando con la perra la deje en el suelo, parecía cansada y enseguida se fue a su cama para dormirse allí un rato. Yo miraba a Asthon, que estaba apoyado en la pared, mirando hacia fuera. Sonrei un poco, estaba enfadado conmigo, pero estaba bien, así que eso era lo que contaba ¿no? Nunca en toda mi vida había sentido tanto miedo como en esas semanas sin el y eso que había sido un completo desastre todo desde pequeña.

Sarah estaba jugando con la perra y yo miraba fuera, intentando no darle muchas vueltas a la cabeza, aunque no era capaz de hacerlo. Miré hacia ella cuando escuché el hilo de sus pensamientos y suspiré mirándola. Sentía que tenía que decirle algo, que estaba todo bien y esas cosas, pero estaba tan enfadado que no me salía.
- Yo también tuve miedo- dije mirándola. Aunque no miedo por mí, tenía miedo por ella, porque sabía lo que le había hecho Katherina y sabía que Klaus podría querer su don.

-No te creo, tu nunca tienes miedo- comente sonriendo un poco- Seguro que pensabas en las miles de cosas que podrías hacer para salir de allí o estabas... no se, meditando todo el tiempo. Seguro que sacaste algo bueno de la situación- sonreí un poco más.

- Lo único en lo que podía pensar era en la manera de hacer que no fueran a por ti- dije serio mirándola-. Podría haberme quedado años intentando enseñarle a Klaus a levantar un muro solo para mantenerlo alejado de ti- en lo único que había podido pensar era en que ella estuviera bien, en que quería estar con ella...y en que lo había fastidiado todo al dejarme coger-. No estaba pensando en cómo escapar- al principio sí, pero luego...- pensaba en la forma de quedarme- mientras estuviera ocupado conmigo dejaría a los demás, mi don era bastante complicado.

-¿Quedarte para que no fueran a por mi?- pregunte acercándome a el- No valgo nada sin ti- dije negando con la cabeza- Estuve una semana sin hacer nada- ni siquiera recordaba que había hecho la primera semana a parte de ir a buscarle y encontrar donde se perdía el rastro.- Y todo lo demás que hice fue para encontrarte, creía que...- no me atrevía a decirlo, había pensando que estarían muertos.-

- Te equivocas del todo Sarah...tienes muy mal concepto de ti misma...- no se daba cuenta de que era al revés-. Yo soy el que no vale sin ti, y si te hubiera pasado algo me habría vuelto loco- suspiré-. Tu me completas Sarah, todas mis carencias las llenas tu. Admiro el valor que has tenido, la determinación y la entereza con la que te has tomado la situación- era normal que al principio estuviera confusa-. Esta semana no me has encontrado a mí, te has encontrado a ti misma Sarah...tal vez no esté contento con la forma en la que lo has hecho, pero si en cómo has manejado tu don y en como has trabajado en ello...- se lo había dicho ya, no estaba tan enfadado con ella como ella pensaba.

Le mire curiosa cuando empezó a decir aquello y luego me puse seria, escuchando bien todo lo que me iba diciendo. Nunca, en toda mi vida, nadie había dicho con tanta sinceridad algo tan bueno de mi, ademas, habia dicho exactamente una de las cosas que yo creia, que me habia encontrado a mi misma. Porque en el justo momento en el que supe donde estaban, en el que lo descubri y trace mi (para gusto de ellos) absurdo plan de rescate, en ese mismo momento pense que habia nacido para esto, que mis años de humana no habian servido para nada, que me estaba encontrando a mi misma.
- Gracias- le dije mirandole y sonriendo un poco, aunque vergonzosamente.-

- No tienes que darlas...está claro que vales para esto- le dije mirándola aún-. Y aunque no lo creas cuando eras humana valías para muchas cosas también- para mí era la mejor y siempre iba a serlo-. Es normal que te costara o te cueste controlarte en todos los aspectos, eres joven aún- lo que no era normal era que yo no pudiera controlarme, como ahora mismo, que solo podía escuchar el corazón de la perra palpitar en mis oídos...así que como que no fuera capaz de controlar mi don a estas alturas o que me sintiera así de inestable.