Casa de Gonzalo Montoya.

- ¿Qué?¿enserio? - pregunté mirándole sorprendida, me giré a mirar la mesa mientras él me empujaba para entrar dentro, estaba todo tan bien colocado, había hasta pétalos de rosa, era como en las películas de amor - qué bonito - dije a punto de echarme a llorar, suspiré pasándome una mano por debajo de los ojos y después sonreí contenta pero contenta de verdad como hacía días que no estaba, me senté en una de las sillas y le miré sonriendo - bueno vale, te perdono - dijo riendo y rodando los ojos - me encanta - dije contenta cogiendo un pétalo.

- Esa era la idea- dije sobre que le encantara. Abrí el vino y le serví un poco a ella y otro poco a mí. La comida estaba caliente, así que Yon lo había puesto todo hacía poco-. No lo he cocinado yo, y Yon menos, la cocina estaría ardiendo ahora- hice una mueca y destapé la comida para que la viera. Era comida japonesa, a ella le gustaban las verduras y las cosas estas raras exóticas-. Pedí un poco de todo para probar cosas nuevas- comenté y le sonreí un poco-. Siento haber sido un cerdo- me disculpé. No me gustaba verla así de triste y si así se le pasaba...pues ya está.

- Ya me lo he imaginado - dije refiriéndome a lo de la comida, riendo un poco, eran un desastre en la cocina y por más que lo había intentado no querían aprender, Yon un poco más que Gonzalo sí - tiene todo muy buena pinta - le dije sonriendo, cogí la copa de vino y di un trago - no pasa nada - dije dejando la copa en la mesa, le miré y sonreí - tampoco estaba enfadada - solo triste - qué aproveche - dije sonriendo.

- No, pero cada vez que me daba la vuelta te ponías a llorar- comenté mirándola- no creas que no me de cuenta porque me haga el tonto- dije dándole un trago a mi vino-. Ahora vamos a cenar con tranquilidad- sonreí un poco y me empecé a servir comida-. Esto está muy rico, pruebalo- le dije señalando mi plato-. ¿Qué habeis hecho en el zoo?- pregunté curioso, aunque estaba claro que habrían hablado de nosotros, no había que ser muy listo para saberlo.

Me moví un poco incómoda cuando dijo que había estado llorando cuando él se daba la vuelta, sabía que se habría dado cuenta alguna vez pero tampoco tantas..
- A ver.. - dije para cambiar de tema, estirando el tenedor para coger un poco de su plato - pues sí, está rico - comenté sonriendo después de saborearlo, nunca había comido de esas cosas - pues nada, ver los animales, charlas.. Gema nos ha contado que el otro día tuvo un accidente de coche, pero que no fue nada serio.. también hemos estado hablando de ir de compras, ahora que sabe que va a ser un niño tiene que comprarse cosas - comenté sonriendo mientras iba comiendo.

- ¿Un accidente?- fruncí el ceño-. Nathan no nos ha comentado nada- hice una mueca-. Bueno, si dice que fue sin importancia será verdad- porque Gema no era de las que se tomaban las cosas a la ligera-. Bueno, al menos ha estado entretenido el día- me alcé de hombros-. Miedo me da lo que pueda salir de esos dos- hice una mueca-. Bueno- mejor cambiar de tema para no ir a lo mismo-. ¿Sabes que Selene ha vuelto?- pregunté.

- Supongo que no os ha dicho nada por eso, porque no ha sido nada grave - comenté mientras comía, parando un momento para coger la copa de vino y beber, rodé los ojos mientras tragaba cuando comento sobre su futuro bebé y suspiré disimuladamente, dejando la copa en la mesa - ¿ha vuelto, cuándo? - pregunté mirándole, así cambiábamos de tema - ¿y por qué?

- Pues no tengo ni idea pero el ruso está mosqueado- dije mirándola-. Al parecer ha venido hecha una puta- paré- aunque ya lo era antes- nunca me había caído bien-. El caso es que está chantajeando a Misha para que trabaje para ella- resumí- y se ha casado- asentí-. Pensaba que vosotras érais amigas y esas cosas...- comenté mientras comía y hacía pausas para masticar con tranquilidad.

- No hables tan mal - le regañé cuando llamó a Selene puta, esas cosas no se decían - ¿se ha casado? qué fuerte - comenté mirando mi plato, se había casado como era normal, todos casados - ¿y cómo le chantajea? - pregunté para no pensar en la boda - tampoco éramos tan amigas, no era de hablar mucho, nunca nos contaba sus cosas - me encogí de hombros - así que no sé.. no tenía ni idea de que había vuelto - dije mientras seguía comiendo.

- Vale, vale- siempre me hechaba la bronca por como hablaba-. Pues lo chantajea con su familia al parecer- le expliqué- no nos dio muchos detalles- en realidad es que tampoco me acordaba- el caso es que está mosqueado con la rusa-resumí-. Pensaba que si que érais amigas- comenté- pues mejor, esa mujer no me gusta- hice una mueca-. No sabes como me puteó cuando trabajaba para Gema- le tenía rencor todavía. Terminé lo que me había hechado en el plato y bebí un poco de vino. Después me serví un poco de otra cosa.

- A ver, no somos super amigas pero tampoco somos solo conocidas.. no sé cómo explicártelo - para los chicos era todo blanco o negro - no te gusta porque la tienes rencor, pero deberías pensar que Gema también te molestó mucho y a ella sí que la hablas bien, ellas trabajaban juntas - dije mirándole - hay que llevarse bien con todo el mundo - dije echándome un poco más de comida.

- No compares a Gema con Selene, Brooke- hice una mueca- Gema es...Gema, no puedo odiarla aunque quisiera- había estado enamorado de ella, debería odiarla, pero la consideraba amiga a pesar de todo. Era raro-. Da igual, no se puede comparar- terminé-. No te puedes llevar bien con todos, es imposible- comenté mientras comía- además, sería demasiado aburrido- no podría matar gente.

- Ya sé que es imposible llevarse bien con todo el mundo, pero hay que intentarlo.. eso ocurrió hace muchos años, no puedes guardar rencor a alguien después de tanto tiempo - comenté mirándole de reojo, siempre había tenido un rollo raro con Gema, habían sido enemigos de verdad y ahora se llevaban bien, era raro.

- Pero es que a mi no me gusta intentarlo- le dije dejando el plato a un lado, ya había terminado. Cogí la copa y bebí un poco-. ¿Que no puedo?- pregunté levantando una ceja- mirame- me señalé. Es que sencillamente tenía algo que no me gustaba, igual por lo estrecha de humor que la veía, parecía que tenía orchata en las venas en vez de sangre, o directamente que no tenía nada-. Da igual, de cualquier manera Selene no es algo que me preocupe especialmente- asentí-. Tengo cosas más importantes en las que pensar.

- Ya, si ya lo sé - él nunca intentaba esa clase de cosas, si no fuera por mi se quedaría encerrado en casa, sin amigos, con su cerveza, la tele y sus planes malvados. Seguí comiendo hasta terminar lo de mi plato, había tardado más porque siempre comía más despacio, me gustaba masticar bien la comida.

- Pues ya está- me alcé de hombros-. ¿Ya has acabado?- pregunté-. Voy a ver que han encargado de postre...- me levanté y fui a la cocina. Había fresas y unas galletitas de esas de la suerte, yo no le había dicho a Yon que hiciera esto. Me había dejado una nota en cada una con nuestro nombre, se lo quité y cogí las fresas, fui al salón y las puse en medio de la mesa-. Bien, al parecer los chinos estos dan esto de postre- le di la que tenía su nombre puesto antes y yo saqué la mía del envoltorio. La partí a la mitad y cuando desenrroyé el papel lo miré con una ceja levantada. No seas maricón y díselo ya. La miré mal y la hice una bola apretándola fuerte, a saber que le había puesto a ella, mejor que lo mío seguro. Cuando viniera le reventaba la cabeza. Suspiré en bajo, estaba agobiado con el tema. Me metí la mano en el bolsillo y saqué la caja despacio poniéndola sobre la mesa, deslizándola lentamente hacia ella y mirándola a los ojos mientras esperaba que me mirara. A mi no me iba a llamar maricón el imbecil de Yon-. ¿Quieres casarte conmigo?- pregunté. No sabía como me había salido, solo esperaba que no se enfadara de nuevo, esta vez no había sido bruto, o eso cría.

(En la galletita de Brooke pondrá Hoy uno de tus sueños se hará realidad. Mira.)

Spoiler:

- Sí, ya he terminado - dije sonriendo un poco, cogiendo la servilleta para limpiarme, afirmé con la cabeza cuando dijo que iba a por el postre y me quedé esperando a que volviera, mirando sonriente la mesa - me encantan estas cosas - dije riendo un poco, cogiendo la galleta de la suerte para ver qué ponía, al parecer uno de mis sueños se iba a hacer realidad.. ojalá esas cosas funcionaran, suspiré disimuladamente mientras lo dejaba sobre la mesa y entonces me fijé en la cajita que Gonzalo acercaba hacia mi por la mesa, levanté la mirada, mirándole confundida y entonces me pidió que me casara con él. Creo que hasta se me corto la respiración de la emoción, y cuando me quise dar cuenta me había echado a llorar, cogiendo la caja para mirar el anillo, y entonces, cuando abrí la caja y lo vi, lloré con más fuerza.

Me quedé mirándola, esperando a que me dijera que si, sin embargo se puso a llorar, abrió el anillo y lloró aún más, yo me quedé pasmado un momento, ¿cómo era posible que llorara con tanta facilidad y tanta fuerza?. Cuando por fin reaccioné la miré confundido.
- ¿Por qué lloras?, ¿he hecho algo malo?- pregunté-. Si no te gusta podemos cambiarlo- a lo mejor era el anillo, lo había elegido yo y no tenía gusto para esas cosas, me había dejado aconsejar por la de la tienda un poco, pero si no le gustaba le iba a pegar un tiro.

Negué con la cabeza cuando preguntó si había hecho algo malo, después sonreí mientras me colocaba el anillo.
- ¡Sí! - exclamé contenta levantando las manos hacia arriba - sí, sí, sí - dije contenta levantándome para ir hacia él dando saltitos, pasé mis brazos alrededor de su cuello, abrazándole y le di un beso - me encanta - dije medio lloriqueando otra vez, sentándome sobre sus piernas y estirando la mano para mirar el anillo.

Pegué un bote en la silla cuando gritó que si de aquella manera, no me lo había esperado y tampoco me esperaba que se pusiera a correr de aquella manera. Cuando se sentó en mis piernas coloqué un brazo por detrás de su cuerpo y el otro en su pierna.
- Entonces te gusta- asentí sonriendo. Al menos había tenido buen ojo en eso, aunque no me esperaba esa reacción-. Pero no llores, que me has dicho que si- es que no entendía por qué lloraba, si era lo que ella quería ¿no?-. A ver si me lo he currado para que no llores y vas a llorar igual- comenté.

- Claro que me gusta - dije sonriendo mirándole - es que estoy emocionada - dije pasándome las manos por las mejillas - ha sido tan bonito - llevaba todos esos días triste, llorando porque pensaba que nunca iba a pasar algo así, y ahora ocurría, y no podía evitar llorar de alegría - es que ahora no puedo dejar de llorar - me quejé riendo un poco, volviendo a pasarme una mano por debajo de los ojos.

- Eres una llorona- dije mirándola y pasándole yo las manos por la cara-. Bueno, mejor, llora, aprovecha ahora que tienes una boda que organizar y no vas a tener tiempo- yo solo esperaba que no me tocara tener que hacer nada, porque me daba el agobio y no avanzábamos, bastante iba a tener con elegir mi traje de novio...dios, que mal sonaba. Estiré la mano y cogí la nata- abrí la boca- sonreí un poco y le eché nata directamente ahí-. Las penas con dulce son menos- no era así, pero a ellas les daba por comer mierdas y a mi me daba por beber alcohol, cada uno a lo suyo. Metí la mano en mi bolsillo y saqué la tarjeta de crédito que le había hecho a ella- no te vayas a volver loca- dije dándosela-. Que de ahí también comemos- era la de mi cuenta. Suponía que si nos íbamos a casar lo normal era que tuviera una copia ella.

- Ya, últimamente no paró de llorar - dije pasándome otra vez las manos por la cara, suspiré y después sonreí, me encantaba la idea de preparar las cosas para mi boda - ¿enserio? - le pregunté abriendo mucho los ojos cuando me dio una tarjeta de crédito, es que no podía creerme todo lo que estaba pasando - oh dios.. me he quedado dormida ¿no? me he quedado dormida en el coche volviendo a casa del zoo y nada de esto está pasando - es que era Gonzalo, era un tacaño, si ya era difícil que me pidiera de una forma tan romántica que me casara con él, mucho más difícil, por no decir imposible, era que me diera una tarjeta de crédito.

- No, no te has quedado dormida, ojalá me hubiera quedado yo...- comenté mirando la tarjeta- cógela antes de que me la trague- hice una mueca y se la di-. Yon me dijo que lo normal si nos vamos a casar es que tengas una tarjeta de mi cuenta...y supongo que tiene razón- se suponía que era eso de riqueza y pobreza y todas esas mierdas que salían en las películas que veía ella. Aunque claro, la cuenta en la que tenía todo el dinero que no tenía que ver con mi nómina era otra-. Solo...no me arruines- dije haciendo una mueca. Volví a pasarle las manos por la cara y a colocarle el pelo-. Estos los ha echo Yon con una amiga- señalé los porta velas- es un regalo suyo para nosotros- le expliqué-. Entonces todo está bien ¿no?- pregunté-. No vas a llorar más- no me gustaba cuando lloraba, las demás me daban igual que lloraran, pero a ella no la soportaba así, me daba como...simplemente no me gustaba, me gustaba más que fuera pesada y sonriera.

- Vale - dije sonriendo cogiendo la tarjeta, estaba tan contenta que me daban ganas de ponerme a saltar, correr, bailar, gritar.. - ay Yon.. es tan buen chico - dije sonriendo - será tu padrino - afirmé mirándole y sonriendo - va a ser genial, ya verás, y tranquilo que no haré que nos arruinemos ni nada de eso - le dije sonriendo - ya no voy a llorar más - dije sonriendo contenta - la galletita tenía razón - dije riendo.