Mijail Pavlov

Me quedé allí sentada hasta que volvió el veterinario. Me dijo que todo había ido bien y que nos podíamos llevar a los gatos pero que era mejor que pasaran ahí una noche, así les harían pruebas de las enfermedades más comunes y les vacunarían. Después de dejarle una buena cantidad de dinero salí de la consulta, Misha seguía ahí fuera.
- Mañana a primera hora tienes que venir a buscarlos - dije echando a caminar sin parar a esperarle - procura buscar un rincón en la cara donde pueda estar cómoda con los gatos, ha tenido tres, busca a quién regalar dos de ellos - dije de camino al coche, iba por delante de él como hacía con el resto de mis hombres, a partir de ahora solo iba a ser uno más, así no habría enfados, ni intentos de recuperar la amistad, ni nada similar.

Cuando salió de la consulta me aparté de la pared y la seguí mientras ella me iba diciendo lo que tenía que hacer. Estaba rara, o más rara de lo normal.
- ¿Qué te pasa ahora?- pregunté mientras la seguía poniéndome a su altura.

- No me pasa nada - dije tranquila parándome al llegar a su coche - se acabaron las putadas, los enfados, todo.. a partir de ahora eres uno más - dije mirándole - abre el coche y llévame hasta el mío - dije girándome hacia el coche, esperando a que abriera para poder entrar.

La miré y cuando dijo que a partir de ahora solo sería uno más asentí. No la entendía, pero era lo mejor, porque para lo que teníamos que hablar...
- De acuerdo jefa- no tenía que haberme salido del papel en ningún momento por mucho que me sacara de mis casillas. Le abrí la puerta sin mirarla, mirando al frente como me habían enseñado en el ejercito. Cuando entró di la vuelta al coche y entré dentro, me puse el cinturón y conduje en silencio hasta donde ella había dejado el coche. Paré el mío, me bajé y abrí su puerta parándome a un lado sin mirarla hasta que salió y cerré la puerta de la misma manera.

Condujo hasta donde había dejado mi coche y esperé a que me abriera la puerta para salir. Me colgué bien el bolso y le miré de reojo, apartándome un poco para que pudiera cerrar la puerta.
- Te llamará Lukas para decirte lo que tienes que hacer - Misha estaba bastante por debajo en la línea de cargos, normalmente yo no me dirigía a ellos - que te vaya todo bien - dije antes de echar a caminar hacia mi coche, buscando las llaves en el bolso.

- De acuerdo- dije sin mirarla aún, mirando al frente como siempre que me dirigía a un superior. Cuando se dio la vuelta cerré el coche con la llave y saqué el teléfono-. Adalia, ya estoy en casa, puedes venir si quieres- le dije mientras sacaba las llaves del portal, abrí la puerta y entré. Subí las escaleras mientras hablaba con ella y cuando llegué a casa colgué, fui a la cocina a por una cerveza y después me senté en el sofá a ver la tele.

Pasó un mes bastante tranquilo hasta que llegó la última semana. Nikolas pasó esa semana en Frost y como siempre, sin estar mi padre delante, no se cortó ni un pelo. Después de unos días decidí ir a ver a Misha, no porque quisiera o me apeteciera en especial, llevábamos todo ese tiempo sin vernos, ahora le trataba como a uno más, pero iba a llevarme la gata a otro sitio. Me había maquillado lo mejor posible, pero no podía hacer nada para tapar el labio roto y se seguía notando el ojo un poco morado. Di unos golpes en la puerta y esperé a que abriera.

Había sido un mes de lo más asqueroso, la gata bufándome todo el rato, cada vez que me acercaba al gato pequeño. Me había pasado casi todo el mes dando los cachorros que había parido la gata, porque una mujer no se terminaba de decidir y ya me tenía negro. En cuanto a Selene no la había visto ni un solo día, cuando quería que hiciera algo me llamaba un "superior" y tenía que ir como los demás. Con Adalia todo iba bien, demasiado bien de hecho, habíamos pasado a tener casi una relación que se podía decir estable, aunque nos seguíamos viendo poco porque ella tenía que trabajar.
Ese día estaba viendo la tele cuando escuché que alguien llamaba a la puerta, me levanté y cuando abrí la puerta pensaba que me había quedado dormido en el sofá o algo, así que me quedé allí parado mirando a Selene de arriba abajo para asegurarme de que era cierto, y sí que lo era. Me hice a un lado automáticamente para dejarle pasar y cuando entró cerré la puerta.
- ¿A qué se debe la visita?- pregunté.

Me quedé mirándole seria cuando él se paró a mirarme y entré dentro cuando se hizo a un lado.
- Solamente vengo a recoger a los gatos - dije seria mirando alrededor, buscándolos con la mirada - ¿puedes meter sus cosas en una bolsa? - pregunté caminando hacia el cuarto para ver si estaban ahí.

- Tú eres la jefa- dije yendo a la cocina para coger una bolsa en la que cupieran todas las cosas de la gata-. Cuidado que bufa y araña- estaba muy sensible con el único gato que le quedaba, tenía miedo de que se lo quitáramos. La seguí con la mirada y después me puse a recoger la cesta y los juguetes, además tenía que meter también la comida y el cajón- será mejor que te ayude a bajarlo, son demasiadas cosas- comenté como si nada prestando atención a lo que estaba haciendo. Como siempre era de lo más seca que había visto.

Me senté en el borde de la cama y acerqué despacio la mano a la gata, que dormía ahí con el pequeño, para que me oliera y reconociera, después le acaricié un poco la cabeza despacio.
- Como quieras - comenté sin mirarle - ¿estás a gusto con Vitali? - era su superior - dice que trabajas bien..

- Si, no es tan estúpido como el anterior- había tenido problemas con el primero al que me había mandado- me deja hacer las cosas a mi modo- de todas formas ese hombre tampoco era santo de mi devoción, directamente no me gustaba el tráfico de mujeres y nadie que estuviera relacionado con él-. Esto ya está- dije sobre la bolsa. Al final había tenido que coger otra para meter la comida-. ¿Dónde tienes el coche?- pregunté mirándola y dejando las bolsas en el suelo para ir a buscar las llaves, las había dejado sobre la mesilla de mi habitación la noche anterior. Cuando me incliné a cogerlas miré su cara y automáticamente llevé mi mano hasta ella-. ¿Qué es eso?- pregunté, tenía un moratón y el labio partido.

- Abajo, justo en la puerta - dije mientras acariciaba a la gata, me aparté un poco cuando fue a tocarme la cara y me levanté - nada, son cuatro golpes - comenté como si nada yendo a por la caja para meter a la gata con el gato pequeño, cerré bien para que no se pudiera escapar y cargué con ella - ¿hay que coger algo más?

- ¿Cuatro golpes?- pregunté- Eso no son cuatro golpes- comenté siguiéndola, eso era un buen golpe, con bastante fuerza- además, tu no es que seas torpe, ¿qué te ha pasado?- dije poniéndome delante de ella para mirarla bien y que así no saliera de la casa aún- y no me vengas con tonterías de que te has caído ni nada de eso, no me las creo.

Rodé los ojos y me paré cuando se puso delante de mi, dejé el transportín en el suelo porque pesaba un poco y me dolían un par de costillas y me quedé mirándole.
- No me he caído - dije seria - tuve que hacer unos recados yo misma y como el hombre con el que quería hacer negocios no entró en razón tuve que ayudarle - dije como si nada, no iba a reconocer que había sido Nikolas - ¿ahora te preocupas? - pregunté para desviar el tema.

- ¿Y tus matones donde estaban?- pregunté mirándola- ¿de verdad te peleaste con él?- sonreí de lado, era típico de ella hacer las cosas por sí misma cuando consideraba a los demás inútiles, pero no creía que llegara al punto de ensuciarse las manos peleando-. Claro, que lo hago ¿pero tu te has visto la cara?- la señalé-. Parece que te ha pasado una apisonadora por encima- y eso que llevaba maquillaje y me había tenido que acercar para verla, tendría que haber sido con bastante fuerza-. No me puedo creer que pudiera contigo.

- Era una reunión privada - dije mirándole, esperando que se cansara de mirarme las heridas para poder bajar las cosas al coche e irme - estoy bien - dije tranquila - ya, yo tampoco pensaba que alguien pudiera conmigo - dije agachándome para coger el transportin - ¿nos podemos ir ya?

- Si, vale, podemos irnos ya- dije un poco fastidiado, de todas formas no me lo iba a decir aunque le insistiera. Cogí las bolsas, abrí la puerta y esperé a que saliera para cerrar la puerta bien empezando a bajar las escaleras con las cosas. Otra cosa era que tampoco la iba a poder ver porque si teniendo a la gata no había venido sin tenerla en casa iba a venir aún menos.

Suspiré disimuladamente saliendo de su casa y bajamos al coche por las escaleras porque el ascensor no funcionaba, para variar. Dejé a los gatos en la parte de atrás del coche, con el cinturón para que si frenaba algo brusco no se fueran hacia delante y cerré después.
- ¿Está todo? - pregunté acercándome al maletero - no quiero tener que volver para molestarte..

- ¿Y eso?, a ti nunca te ha importado molestarme- dije mientras la ayudaba a meter las cosas en el maletero. Cuando lo cerré dejé una mano apoyada en él, no me gustaba la pinta que tenía ese moratón y ahora estaba preocupado, parecía imbécil, en vez de alegrarme porque le pasaran esas cosas-. Escucha- me daba igual que se riera de mi- si ocurre algo, cualquier cosa, o si necesitas que te eche una mano en tus asuntos...privados- como había dicho ella- avísame- me daba igual quien hubiera sido el que la hubiera golpeado, tenía ganas de echármelo a la cara para dejársela como la de ella o peor.

- Ahora las cosas son distintas - dije mirándole - gracias por ayudarme a bajar las cosas - dije pasando por su lado para ir hacia el asiento del conductor - tranquilo, la próxima vez trataré de llevarme al menos un par de hombres aunque sean asuntos privados - dije para que se quedara más tranquilo, no entendía por qué se preocupaba tanto ahora - que tengas un buen día - dije antes de abrir la puerta para entrar en el coche.

- Lo se- dije sobre que las cosas eran distintas, estaba demasiado rara-. Te lo digo enserio- dije mirándola- cualquier cosa- me jodía no haber podido estar allí para pisarle la cabeza a aquel tipo. No era agresivo, no me gustaba tener que pelearme con la gente, pero por un tema como este sí-. Y tu ten cuidado- comenté mirándola desde la acera.

Le miré mientras me hablaba y después me monté en el coche sin decir nada, me puse el cinturón y arranqué para ir hacia la casa donde iba a dejar a las gatas, era de una de las chicas que limpiaba el edificio. Después fui al club, tenía algunos papeles que arreglar.

Me quedé allí parado hasta que perdí de vista el coche y me di la vuelta para entrar en el edificio. Cuando llegué arriba me resultó hasta raro que no estuvieran por allí los gatos, parecía que me faltaba algo incluso. Hice una mueca y me senté a ver la tele un rato, hasta que no me llamaran no tenía nada más interesante que hacer.

Había pasado un mes y medio desde el accidente del contenedor en el puerto. Nikolas se había puesto como una fiera al enterarse y había estado a punto de venir, pero había logrado convencerle de que estaba todo controlado. Sabía que estaba deseando que volviera a pasar algo similar para poder arrebatarme mi puesto, poniendo a otro en mi lugar que fuera de su confianza, así tendría que volverme a Rusia y él podría hacer lo que quisiera.
Misha estaba enfermo, le había visto alguna que otra vez y un par de hombre que tenía vigilándole me lo habían contado, sabía que después de tanto tiempo aun no se había curado del todo y como me sentía un poco culpable por todo decidí ir a su casa. Subí y llamé a la puerta esperando que me abriera.