Mijail Pavlov

Cuando me colgó solo esperé sentado mirando a la gata desde donde estaba, con el ceño fruncido, seguía moviéndose como si tuviera retortijones. Cuando escuché que golpeaban la puerta fui a abrir y no me extrañó para nada la forma de entrar.
- Buenos días- dije con ironía-. No he echo nada, estaba bien ayer, me he levantado y estaba así- la señalé-. Yo no hago nada sin que tu me lo digas- después se ponía como una leona.

- Qué raro que tu no hagas nada - comenté acariciando a la gata con cuidado - nunca lo haces - dije levantándome - ¿vas a llamar al veterinario hoy o mañana? - le pregunté ladeando un poco la cabeza - ¿o es que no sabes cómo se utiliza un teléfono? deja de mirarme como un idiota y muévete.. inútil - murmuré lo último girándome a mirar a la gata, no sabía lo que le podía pasar, ella nunca se había puesto enferma.

- Ya voy...- murmuré una retaila de palabrotas en ruso mientras cogía el teléfono y llamaba-. No lo cogen- dije sobre el veterinario-. Habrá que llevarla- comenté colgando el teléfono y mirando como mecía a la gata, no parecía ni ella-. Tratas mejor a los animales que a las personas- dije poneindo una mueca. Suspiré y fui a coger las llaves y mi chaqueta- vamos anda- abrí la puerta y la sujeté esperando a que ella saliera con el bicho entre los brazos, seguro que solo era que le había sentado mal la comida.

- A lo mejor es porque son los únicos que son leales de verdad - comenté cogiendo a la gata en brazos - y no te abandonan - dije mirándole mal al pasar por su lado - vamos en tu coche - era más seguro que no nos siguieran si íbamos en el de él.

- Ya, bueno, tampoco mienten ni insultan y yo no tengo cinco gatos- comenté mientras salíamos de mi piso e ibamos a por el coche. Le abrí la puerta porque iba cargada con la gata y después fui a montarme yo. Conduje como siempre, sin acelerar mucho porque seguramente no era nada y solo quería dar el espectáculo la gata. Cuando llegamos al veterinario aparqué donde pude y salimos los dos del coche.

Fui callada el viaje porque lo único que se me ocurrían eran insultos y borderías, y tampoco quería mosquearme más de lo que ya estaba. Al llegar al veterinario bajamos y entramos dentro, por suerte solo había un par de personas esperando pero yo quería que me atendieran ya, así que pasé directamente a la consulta.
- Es una urgencia - le dije al veterinario, estaba terminando de atender a una anciana que llevaba un caniche - si es tan amable de salir - le dije a la señora completamente seria.

- Deberías esperar a tu turno- le dije a Selene cuando entró de aquella manera en el veterinario-. Lo siento- le dije a la señora- la ayudo- comenté cogiendo al perro y acompañando a la mujer hasta la salida, ayudándola a bajar el escalón de la entrada, después le devolví el perro y entré de nuevo a la consulta.
- Si fuera tan amable de esperar- le dijo el veterinario a Selene.

- No voy a esperar - dije dejando a la gata encima de la camilla - le pagaré el doble - dije mirando al hombre - y ahora atienda a la gata - dije señalándola - ¿a qué clase de veterinario inútil me has traído? - le pregunté a Misha en ruso - tiene la misma cara de retrasado que tu - le dije hablando también en ruso, cuando estaba cabreada me salía más hablar así, además, no quería que el veterinario me entendiera.

-Vuelve a hablarme así y me largo- le dije a Selene mirándola mal, no me hacía ninguna gracia que me llamara retrasado de esa forma, se estaba pasando tres pueblos-. Mire a la gata por favor, estamos asustados- le dije al veterinario, que no se enteraba de nada. El hombre al final decidio mirar a la gata y mientras la examinaba yo salí de la consulta y me senté en la sala de espera.

Ignoré lo que dijo y le llamé inútil de nuevo por lo bajo y en ruso cuando salió de la consulta. Me quedé con el veterinario, mirándole atentamente mientras examinaba a la gata. Cuando me dijo que estaba embarazada y de parto no me lo pude creer, había pensado que Misha le daba tanto de comer que por eso estaba así de gorda. Dijo que iba a ir para rato, así que la metió para dentro y me dijo que esperara fuera. Salí y me senté en la sala de espera frente a Misha, mirándole cabreada.

Me quedé en la sala de espera hablando con una chica que venía con su perro, al parecer venía a que le vieran los dientes porque se le estaban empezando a poner amarillos al perro y estaba preocupada. Selene se sentó delante de mi y el veterinario llamó a la chica con la que había estado hablando. La miré, tenía cara de perro, como siempre vamos.
- ¿Qué?- pregunté mirándola, seguro que estaba esperando para decirme alguna cosa.

- Nada - dije apartando la mirada de él, durante las navidades había estado pensando en cómo hacer para volver a llevarnos bien, al menos un poco mejor, me sentía sola y en el fondo sabía que él era la única persona en la que podía confiar pero no hacía más que ponérmelo difícil..

La miré con una ceja levantada cuando dijo que no le pasaba nada y rodé los ojos resoplando. Miré a los lados, había una anciana con un pájaro, me levanté y me senté al lado de Selene para no tener que hablarle a voces, estaba en la otra hilera de asientos, en la pared contraria a la mía.
- ¿Qué le pasa a la gata?- pregunté de nuevo con tono cansado, no me apetecía discutir con ella hoy, en realidad el bicho aquel me daba pena, igual se iba a morir.

Rodé los ojos cuando le noté sentarse a mi lado y seguí mirando hacia el lado contrario.
- Deja de hacer como si te importara - dije sin mirarle - haberte preocupado antes, ahora ya da igual - dije cruzándome de brazos.

- Es que ni cuando estás preocupada puedes dejar de ser esquiva- comenté quejándome y apoyando la cabeza en la pared-. Se supone que si va a vivir la tengo que cuidar yo, al menos podrías decirme que te ha dicho el veterinario para hacerme a la idea- hice una mueca y miré a la vieja, le hablaba al pájaro, le decía que no se preocupara que iba a estar bueno en un ratito.

- Tranquilo, claro que va a vivir porque si no tu ya estarías enterrado a su lado - dije girando la cabeza para mirarle - y ahora demás de cuidar de ella tendrás que cuidar de los tres o cuatro gatos que esté pariendo - le dije seria - felicidades, ahora eres papá - le sonreí irónicamente y me levanté del asiento caminando hacia la ventana, estaba preocupada por la gata y un poco decepcionada con Misha y por todo en general.

- ¿Qué?- pregunté mirándola- ¿está pariendo?- me quedé con la boca abierta e hice una mueca, una vez se le había escapado a Adalia cuando había venido a casa y me pasé como una hora buscándola hasta que di con ella, porque por lo demás la gata no salía de casa-. ¿No pensarás quedarte con todos no?- pregunté-. Los puedes regalar, total...- yo no podía quedarme con tantos bichos en casa.

- Claro Misha, conozco a tanta gente por aquí que pueda querer un gato que puedo regalarlos todos - dije mirándole mal de reojo, suspiré pasándome las manos por la cara y volví a cruzarme de brazos - ¿tanto te costaba cuidar bien del gato? no creo que sea algo tan complicado.. cualquiera diría que lo has hecho para joderme..

- Hay miles de niños que quieren tener gatitos- le aseguré negando con la cabeza después, cuando se ponía así era imposible y yo empezaba a mosquearme-. La he cuidado bien- dije mirándola de nuevo- ¿por qué crees que lo hago todo para joderte?, en realidad aquí la unica que jode todo el rato eres tú...- dije mirándola-. He cuidado bien de la gata, si estás preocupada por ella dilo de una vez y deja de poner esa cara- es que sabía que estaba preocupada y que estaba haciendose ahí la dura para...no sabía ni para qué.

- Estoy preocupada, ¿qué te piensas, que me da vergüenza o miedo o algo así reconocerlo? - le pregunté girándome hacia él - esta es mi cara cuando estoy preocupada y enfadada a la vez, y si tanto te molesta ya sabes donde está la puerta - dije señalándola - ¿y sabes qué? si tanto te piensas que hago las cosas para joderte no te preocupes, a partir de ahora paso de ti.. ya no trabajas para mi, búscate la vida para sobrevivir y ayudar a tu familia sin mi - le dije mosqueada - y más te vale encontrar una manera de hacerlo rápido porque en cuanto Viktor vea que tiene el camino libre no tardará ni dos días en ir a por ellos - cogí el bolso de la silla y fui a la puerta que daba al pasillo de las consultas.

- ¿Crees que he dejado que se pusiera enferma aposta?- pregunté sobre la gata-. Ha sido un despiste, parece que tu nunca tienes ninguno- bufé-. ¿Qué pasa?, ¿has echo esto para ayudarme?- pregunté mirándola-. ¿Querías ayudarme?, pues para empezar no deberías ni haberte casado con él- dije mirándola-. ¿Sabes que és lo que de verdad te da miedo reconocer? que aún me quieres- sonreí de lado.

- Y para empezar tu no deberías haberte ido a esa estúpida guerra - le dije cabreada girándome hacia él - mira.. no voy a discutir esto aquí - dije mirándole - ahora ya eres libre, vete a hacer lo que te dé la gana.. puedes celebrar que ya no tienes que aguantarme - le dije antes de darme la vuelta para entrar en la consulta donde antes había dejado a la gata.

Negué con la cabeza y fui tras ella entrando en la consulta en la que había dejado a la gata pariendo.
- Si que vamos a hablarlo aquí, porque llevas más de cinco años atormentándome porque me fui a la guerra- dije mirándola- y sin embargo cuando mi padre se enfada conmigo porque decido no seguir haciendo lo que él me manda te enfadas más- comenté mirándola- lo único que quieres es una excusa para seguir enfadada conmigo, pero no la tienes, y no voy a dejar de trabajar para ti porque de esto depende mi familia- le aclaré-. Además, la gata está así porque yo me descuidé así que me encargaré de buscar a gente que quiera gatos.

Me pasé las manos por la cara cuando le escuché entrar detrás de mi a la consulta.
- Vale Misha, lo que tu digas - dije cansada, suspiré y me giré hacia él - ahora sal de la consulta y quédate en el pasillo, trabajas para mi y te ordeno que vigiles la entrada - dije mirándole, después fui hacia el escritorio del veterinario y me senté en la silla.

- Bien- dije resoplando después. Me di la vuelta y salí de la consulta quedándome en la puerta, apoyado en la pared y pensando en lo que había pasado y en la gata, no me podía creer que estuviera preñada y no me hubiera dado cuenta, era algo que se suponía que tenía que haber notado, ya decía yo que comía demasiado...Me quedé allí quieto y después llamé a Adalia para comentarle lo que había ocurrido, había quedado con ella pero no iba a poder ir a verla, así que hablé un rato con ella y después colgué esperando a que salieran.