Escondite de Klaus

Apenas había terminado de decir "Es mi culpa" cuando le metí un bofetón, lo hice con fuerza y con rabia y después me lleve las manos a la boca, ahogando el grito que solté. Le había pegado, ¡Le había pegado! Y lo había hecho con rabia, como si estuviera pegando a quien me lo quisiera quitar de mi lado. Aparte la mano de mi boca y cogí un poco de aire, recobrando la compostura. Era la primera vez que le pegaba un bofeton a alguien.

Me quedé con la cara girada cuando me dio ese bofetón, no me dolió casi nada porque yo era bastante mayor que ella. La miré de reojo y me pasé la lengua por los labios para humedecerlos mirándola ya de frente.
- Eso no cambia nada- seguía siendo mi culpa, me daba igual que me hubiera pegado-. Necesito beber sangre- ya me quemaba la garganta demasiado. Me di la vuelta y fui hacia una de las habitaciones, donde estaba la nevera en la que guardábamos la sangre. Cogí una bolsa y volví al salón a sentarme.

Me apoye contra la pared y me deje resbalar hasta caer al suelo, rodeando mis rodillas con mis manos y echándome a llorar con rabia. No entendía porque se comportaba así, ahora mismo le odiaba por odiarse. Aprete los puños cuando oli la sangre en el salon, solo pensaba en abalanzarme sobre el y quitarsela, en pegarle y bebermela toda, pero no podia, lo habia dejado... estaba superandolo. Aprete las mandibulas y los puños un poco mas y cerre los ojos para intentanr pensar en cualquier cosa que no fuera la sangre.

La escuchaba llorar de fondo, pero no me atrevía a levantarme y consolarla, el arrebato de antes no había sido nada, una mínima parte de la rabia que sentía, me daba miedo hacerle daño de verdad o lo que era peor, matarla. Cuando me terminé la bolsa me levanté y fui de nuevo a la nevera, saqué otra y me la bebí allí, y después otra y otra...cuando me di cuenta no quedaban, pero yo seguía teniendo sed, quería más. Sin pensármelo mucho, caminando de forma mecánica fui a la habitación a por mi chaqueta, la cogí y salí de casa sin ponérmela, solo quería disimular.

Me levante cuando le vi salir de aquella forma, nunca le había visto así y me daba miedo lo que pudiera ir a hacer, así que cogí las llaves de casa y salí detrás de él. No me moleste ni en disimular, me pegue a sus talones y después me puse a su lado, caminando hacia donde quisiera que fuera él, a ver qué era lo que iba a hacer.

Sabía que me seguía, pero no bajé el ritmo de mis pasos...tampoco es que pensara mucho en ello, mi cabeza estaba centrada en otra cosa. Pasaba de una mente a otra, los recuerdos y pensamientos se agolpaban en mi cabeza de una forma tremendamente incómoda. Entonces lo olí y mi mente expulsó a todas las demás menos a una. Empecé a seguirla hasta que di con ella y entonces solo tuve que esperar el momento adecuado. La abordé y la llevé rápidamente, a mi velocidad (sin esperar siquiera a Sarah), hasta un callejón oscuro. Ni siquiera me fije en la cara de la chica, solo podía centrarme en su olor y en beberme su sangre, hasta que su corazón dejó de latir.

Le seguí rápidamente cuando empezó a correr, sabia porque corría así, había olido a una presa e iba a por ella... y paso lo que me temía, la presa era una chica, en un callejón. Me quede a la entrada, mirando que nadie viera nada y soportando la quemazón y las ganas de quitarle a la chica para beberme yo la sangre. Cuando note como había terminado me di la vuelta y entre muy despacio para no asustarle. Trague saliva mirando a mi novio, nunca le había visto dejarse llevar como hacia un momento, el siempre estaba centrado.
-¿Estas mejor?- le pregunte mirándole.

Me quedé parado mirando el cuerpo inerte de la chica en el suelo, apoyado contra una de las paredes del callejón. Tragué saliva y me llevé la mano que me había manchado de su sangre a la boca para limpiarla. Cogí la postura de ataque cuando noté que algo se movía, no me había acordado de Sarah hasta ahora. Todas las mentes volvieron a meterse en mi cabeza...todo esto era familiar, tenía cuatro años la última vez que me había pasado esto.
- Nunca callan- dije recordando lo que siempre le decía al maestro en mi época de neófito, cuando empezaron las voces y no podía controlar mi don. Me llevé las manos a la cabeza intentando taparme los oídos como hacía entonces, apoyando la espalda en la pared.

Me acerque a el sin saber muy bien que hacer, se estaba tapando los oidos pero no tenia ni idea de porque lo hacia. ¿Le dolian? No entendia nada. Puse mis manos sobre sus manos para ayudarle a taparse, intentando consolarle o conseguir que dejara de pasarle lo que le estuviera pasando, vigilando tambien la entrada del callejon para que no viniera nadie.

- Nunca paran- dije mirando a Sarah con el ceño fruncido cuando se acercó, con las manos aún en mis oídos. Cuando colocó sus manos en las mías el resto de las voces bajaron la voz considerablemente y suspiré un poco, aliviado. Miré hacia la chica, seguía teniendo sed, pero es que no se me iba a quitar, podría pasarme la noche matando humanos y no conseguir que se me pasara- Deberíamos...- empecé a decir. Teníamos que deshacernos del cuerpo...yo debería hacerlo, pero me daba miedo separarme y que volvieran todas las voces hablando alto.

-Tranquilo, ahora nos desharemos de el- le dije acariciando una de sus manos con mi dedo, tapándole todavía los oídos.- Tienes que levantar el muro- le dije cuando caí en que se refería a los pensamientos de los demás- Yo puedo limpiar todo esto si quieres.- Ya sabia hacerlo por mi sola.- Luego iremos a conseguir mas sangre.- podíamos ir a robarla al hospital.

La miré a los ojos, me sentía muy raro, estaba enfadado, enrabietado y sediento. Cerré los ojos intentando concentrarme para levantar un muro, pero no podía, me faltaba concentración para hacerlo, cada vez que lo intentaba se desmoronaba.
- No puedo- dije mirándola a los ojos de nuevo, poniendo una mueca-. No, yo lo hago, he sido yo- era mi culpa, tenía que arreglarlo yo...

-Eso no es una respuesta convincente, llevas cuatro años haciéndolo tu por mi, hasta te debo veces de limpieza- le dije sonriendo un poco- Deja que te ayude- me separe un poco de el y me acerque al cuerpo de la chica.- Llevo mechero, podemos sacarla por ese edificio y quemarlo en el bosque- explique señalando hacia arriba.- Vamos- le hice una señal para que me siguiera.

No estaba convencido para nada, no quería que lo hiciera ella, tenía que hacerlo yo, yo la había matado, era mi responsabilidad. No dije nada porque solo iba a conseguir enfadarme más y me daba miedo de verdad hacerle daño. Simplemente asentí y la seguí hasta el bosque soportando las voces que se agolpaban en mi cabeza. Hasta que llegamos al bosque, allí todo era más tranquilo, podía sentir las mentes de los animales, pero no con la misma intensidad. Cuando dejó el cuerpo en el suelo empecé a descuartizarla para que se quemara más rápido y después le cogí el mechero a Sarah de las manos para prenderlo yo.

Me quede allí parada mirando el cuerpo arder cuando me quito el mechero y le prendió fuego. Suspire un poco, se estaba comportando raro, pero suponía que era normal después de lo que había pasado ¿no?
-¿Quieres cazar algo mas? Podemos ir a ver a Persefone si quieres... esta en la cueva- la habia llevado alli porque yo hacia dias que no pasaba por el piso.

- Perséfone...- repetí pensativo mientras miraba el fuego, olía mal, a quemado, nunca me había gustado el olor del cuerpo humano quemándose, pero a estas alturas no quedaba alternativa-. Estoy bien- mentí. No quería cazar animales, no me apetecían, yo quería sangre humana-. Vamos a ver a Perséfone- esperamos a que se extinguiera el fuego y después corrí a mi paso hasta la cueva.

Caminamos hacia la cueva en silencio y a paso rapido. Cuando llegamos pude escuchar a la perra al otro lado de la puerta, ya nerviosa perdida, se notaba que tenia ganas de vernos.
-Se alegrara de verte- dije sonriendo, entramos y la perra fue a las piernas de Asthon automaticamente.

Entramos en la cueva y enseguida se acercó la perra a mí, daba saltos y una y otra vuelta a mi alrededor, suponía que a la espera de que le dijera algo. Me agaché y le acaricié la cabeza.
- Hola preciosa- la saludé intentando aguantar la quemazón. Podía escuchar su corazón latir con fuerza y rapidez. Tragué saliva con dificultad y después suspiré-. ¿Hay bolsas aquí?- pregunté.

-No, lo siento... no queda nada de sangre aqui- dije con una mueca, habia quitado todo rastro de sangre humana de los sitios que habia frecuentado durante esos dias- Estoy dejandolo...- le explique- Por eso no tengo nada por aqui... podemos ir a conseguir si la necesitas- aunque preferiria que no o recaeria yo tambien de olerlo.

- No, da igual, ya iré yo en otro momento- le respondí. Miré alrededor, faltaban cosas, suponía que se las había llevado a la casa aquella en la que habían estado, la abandonada. Perséfone no se separaba de mí y la verdad es que me estaba incordiando un poco, me daban ganas de matarla.

-¿Estas mejor en esta casa?- le pregunte- Podemos volver a quedarnos aqui... yo lo prefiero- admiti mirandole- cuando estuviste alli yo... bueno... me daba verguenza decirselo- Tuve una recaida fuerte... lo siento- me disculpe- Perdi todo... la cabeza, los nervios... estuve mas de una semana...- puse otra mueca-. bueno... ya sabes... siendo la Sarah neofita.-

- No se si es buena idea que nos aislemos- dije mirando alrededor- además, faltan la mitad de las cosas- puse una mueca y la miré-. Coge a la perra- le pedí- o me la comeré- porque me estaban entrando muchas ganas-. Lo se, hice un repaso de tus pensamientos hace días- comenté-. Voy a matar a Katherina- dije totalmente serio mirando a la nada-. Fue mi culpa- si no hubieran tenido mi don no habrían sabido nada de ella-. Vamos a quedarnos aquí un tiempo- añadí finalmente.

Me levante del sillon en el que me habia sentado y camine hacia la perra, la cogi en brazos y me la lleve hacia el lado contrario a donde estaba Asthon, acariciandole la cabeza para tranquilizarla, se notaba que estaba contenta de que estuvieramos alli con ella.
-No te debieron de gustar mis pensamientos...- dije con una mueca.- Esa tal Katherina no parece de fiar...- por lo que habia visto con Damon.

- No...aunque ultimamente parece que no me gusta nada- estaba enfadado, siempre intentaba no enfadarme porque mis enfados duraban muchísimo y solía perder el control, como ahora-. No lo es, traicionaría a su madre si fuera necesario- puse una mueca de asco. Solo coincidía con ella en que los humanos eran una raza inferior, era cosa de la cadena alimenticia, la naturaleza nos había creado por algo, era sabia. Miré a la perra desde donde estaba, que tenía la lengua fuera y me ladraba mirándome a la vez que movía el rabo-. Habrá que traer las cosas que faltan- aunque las trajéramos de casa.

-Bueno, por ahora tampoco necesitamos mucho mas- aqui todavia quedaban cosas de cuando viviamos en la cueva- Algo de ropa- su armario entero, que era como una chica para esas cosas. Sonrei al pensarlo y le mire de reojo, me alegraba tanto de que estuviera aqui, aunque no me sentia tan bien como habia creido, porque le notaba enfadado conmigo... muy enfadado.