Mijail Pavlov

- También puedo mandar a alguien a que te saque el estómago - comenté mientras seguía comiendo - haz el favor de comer Mijail - dije acercándole su plato - se supone que te educaron bien, demuestralo para variar - le dije cogiendo el vaso de vodka para beber - claro que ponía más cosas, lo que haces para Martha, lo que sueles hacer en tu tiempo libre, la lista de la compra.. pero eso es más aburrido - comenté mirándole - esperaba que te hiciera un poco más de ilusión, al menos no vas a tener que mancharte las manos demasiado - dije dejando el vaso en la mesa para seguir comiendo - eres un desagradecido - canturreé en un murmuro en ruso.

- También es una opción, pero no te lo recomiendo- entre otras porque el que podía salir con el estómago fuera era el que iba a hacérmelo a mi- pareces mi madre- dije con ironía- en realidad mi madre es más cálida, a ti ni aunque te prendieran fuego...- comenté cogiendo el tenedor. Me serví agua y empecé a comer aunque sin demasiadas ganas- Es muy triste que con todo lo que tienes que hacer te entretengas conmigo- sonreí de lado con ironía y mastiqué en silencio-. Ahora mismo preferiría desenterrar cadáveres a estar cenando contigo- comenté con un deje de desprecio en la voz- jefa- dije con retintín-. ¿Que se supone que tenemos que hacer?- quería acabar rápido.

Rodé los ojos riendo un poco cuando me respondió en ruso y seguí comiendo, sonriendo contenta porque al final había cedido.
- Ya no tengo tanto trabajo como antes.. y tendré que entretenerme con algo mientras no está mi marido cerca ¿no? - comenté sonriendo dejando el tenedor a un lado, yo ya había terminado lo mío - iremos al puerto, llega una carga de Rusia y tenemos que comprobar que llega todo el material y en perfectas condiciones - comenté cogiendo el vaso de vodka y recostándome un poco en la silla, mirándole mientras comía - son solo seis contenedores.

- Ya no soy un perro, deberías buscar uno de los muchos que hay en la calle abandonados- sonreí con ironía y pinché el tenedor haciendo ruido en el plato-. Será rápido entonces, no tendré que soportarte mucho tiempo- comenté mientras daba más pinchazos, no quería comer y menos aún con ella, ni siquiera quería mirarla, solo le sostenía la mirada cuando era necesario y ahora mismo no lo era. Quería acabar pronto, ir al maldito muelle, ver si las cosas estaban bien y largarme. Después de un momento eché a un lado el plato- terminé, ¿podemos irnos?- pregunté.

- Sabía que me odiabas pero no pensaba que me odiaras tanto - comenté como si nada sirviéndome un poco más de vodka - si quieres que estemos en el muelle pasando frío sí, podemos irnos ya.. pero el barco no empezará a descargar hasta dentro de media hora - pasaba de esperar media hora de pie y sin hacer nada - ¿vas a estar así de arisco todo el tiempo que tengamos que trabajar?

- Yo tampoco lo sabía hasta hoy- comenté mirandola un instante de reojo- mira tu que cosas- no recordaba la última vez que había estado tan enfadado-. Pues movámonos- prefería pasar frío a sentarme delante de ella en una habitación cerrada. Caminé hasta ella y le retiré la silla para que se levantara, tal vez con un poco de brusquedad- No lo se, te has leído mi informe, supongo que tendrás una descripción de personalidad ¿no?- pregunté con ironía-. Si- respondí.

Rodé los ojos cuando se levantó, se puso tras mi silla y tiró de ella un poco bruscamente. Resoplé levantándome y le sonreí con ironía a la vez que le miraba mal y empujaba la silla hacia él.
- Cada vez te pareces más a tu padre - le dije un poco mosqueada por cómo se había comportada, le retiré la mirada y cogí el bolso y la chaqueta, y sin darme la vuelta a mirarle salí del despacho, le di el bolso al idiota que estaba fuera para poder ponerme la chaqueta de camino a la salida de atrás, volví a coger mi bolso y le mandé que recogiera el despacho. Fui directa al coche y monté sin decir nada, el chofer ya sabía dónde tenía que ir, así que dejé el bolso sobre mis piernas y me quedé mirando por la ventana.

- Honra merece lo que a lo suyo se parece- sonreí de lado con ironía y la seguí sin decir nada, dejando la silla tal y como la había dejado ella. Al menos se había enfadado, era un punto para mi, no solía salirse de sus casillas a menudo. La seguí hacia el coche ese, esperé a que entrara y después entré yo cerrando la puerta tras de mi, sin darle tiempo al tipo aquel a que me la cerrara. Miré por la ventana y me mantuve en silencio durante todo el camino al muelle. Cuando llegamos me quedé mirando alrededor, no había nadie. Aún así abrí la puerta y salí cerrándola tras de mi, ella sabía abrir su puerta solita.

Al llegar al muelle Misha se bajó del coche pero yo pasaba de esperar media hora a que terminaran de descargar los contenedores, no iba a pasarme todo ese rato de pie sin hacer nada, así que me quedé dentro del coche hasta que se acercó uno de mis hombres a la ventana y me hizo una seña, esperé a que me abriera la puerta y salí del coche dejando el bolso dentro, no íbamos a tardar demasiado.
- Que traigan los camiones - comenté mientras caminaba hacia el primer contenedor, había varios hombres vigilando en distintos puntos del muelle, nunca pasaba nada pero era mejor prevenir - abridlo - indiqué señalando la puerta, cuando la abrieron me acerqué para asomarme e indiqué con una seña que alumbraran con las linternas - sacadlas y meterlas en los camiones - en cada contenedor habían viajado quince chicas, era nuestra manera de meterlas en el país - registro de sus cosas y revisión médica al llegar a la nave - le dije al que tenía de encargado - mañana a primera hora me pasaré por allí para hacer el primer reparto - le expliqué mirando de reojo, algunas se negaban al principio, a más de la mitad las habíamos traído hasta aquí engañadas pero todas terminaban cediendo - no tengo toda la noche - dije caminando hacia el siguiente contenedor, ya lo habían abierto y sacaban a las chicas.

La seguí hasta dentro del contenedor y esperé a que lo abrieran, ni siquiera sabía que es lo que traían, cuando las vi me quedé con la boca abierta.
- ¿Esta es la entrega?- pregunté con una mueca. Hablaba en inglés, la mayoría de los rusos que estaban aquí solo hablaban ese idioma-. Habeis bajado el listón- bufé- ¿qué se supone que tengo que hacer yo aquí?- estaba mirando aún a las chicas, perdido.

- ¿Qué te esperabas, flores, vodka? eso no vende - y Martha tenía controlada la mayor parte del mercado de la venta de armas - esto es lo que vende - dije señalando a una de las chicas - cuando dejan de lloriquear, claro - dije mirando a un par de ellas que iban abrazadas hacia el camión - es fácil, coges a las que no quieren subir y las subes tu - dije girándome a mirarle - cuanto antes estén todas subidas en los camiones antes te puedes ir a casa con Adalia - dije girándome a mitad de la frase para caminar hacia el siguiente contenedor - ¿qué pasa aquí? - pregunté en ruso, uno de mi hombres se pasaba la mano por la nariz y en el suelo había una chica inconsciente.
- Ha cogido un tablón y me he defendido de esa perra..
- Cállate, súbela al camión y sigue.. ya hablaremos más tarde - le dije seria señalando a la chica - ¿cuántas veces os tengo que decir que no se golpea el material? - pregunté alzando la voz, entre lo inútiles que eran y la actitud de Misha me desesperaban.

- Ya, lo que vende...- bufé y me metí en uno de los contenedores para empezar a sacarlas, cuando vi a aquella chica en el suelo la ayudé a levantarse y le miré la cara. Me di la vuelta, cogí a aquel tipo por el cuello de la camisa y le metí un puñetazo con todas las ganas que tenía- si vuelves a tocar a alguna de las chicas haré de tu cara el mapa de Rusia- lo empujé y me metí en uno de los contenedores empezando a sacar a más chicas diciéndoles que no se quejaran. Cuando vaciamos un contenedor fuimos al otro, entré y lo revisé- hay una muerta- le dije a Selene desde donde estaba.

Rodé los ojos viendo la escenita que estaba montado Misha, los demás se le iban a echar encima en cuanto pudieran. Les ignoré y seguí caminando hacia el siguiente contenedor.
- Cárgala en el camión también, ya se desharán de ella en la nave - comenté cruzándome de brazos. En los siguientes contenedores aparecieron cuatro chicas muertas más y después de tenerlas a todas en los camiones volví caminando hacia el coche.
- Cinco de noventa no está mal - me comentaba el encargado de la nave - la última vez perdimos un contenedor entero y dos chicas sueltas.
- Bien, que todo esté preparado para mañana temprano - le dije metiéndome en el coche después de que me abriera la puerta - darles comida caliente y que nadie las toque esta noche - le dije seria bajando un poco la ventanilla, él afirmó con la cabeza y se marchó hacia uno de los camiones.

Suspiré y cargué también a las chicas muertas, aunque con cuidado, a pesar de que estuvieran muertas eran seres humanos. Terminamos de meterlas en los camiones y cuando acabé fui al coche mirando de reojo a los rusos aquellos, algunos los conocía a otros no, sabía que me la iban a guardar, pero a mi me daba igual, podía cuidarme a mi mismo. Me monté en el coche secándome las manos y me puse el cinturón.
- ¿Ya puedo irme a casa?- pregunté.

- Sí, ya puedes irte a casa - comenté mientras subía la ventanilla, el chófer arrancó el coche y empezó a conducir hacia el Vitrola para coger los coches que teníamos aparcados allí - ¿tan malo ha sido? pensaba que eras un tipo duro - comenté sin mirarle a él, mirando por la ventanilla.

- Nunca me habrás oido decirlo- dije sobre lo de ser un tipo duro. Solo hacía lo que tenía que hacer porque me pagaban, porque me habían entrenado para no hacer preguntas, no dar mi opinión-. Da igual que haya sido malo o no, es lo que tengo que hacer- comenté mirando por la ventana- pero si me preguntas si tengo escrúpulos sí, si que los tengo, a diferencia de otra gente- no me gustaba lo que hacía con las mujeres, y menos ella, si su padre cayera del poder en Rusia muy bien podría ser ella la que estuviera en un contenedor de esos.

- Bien, ya lo sabía - comenté sin dejar de mirar por la ventanilla. No dije nada más en todo el camino porque no había nada que decir, entendía su forma de ver las cosas porque yo misma al principio había pensado así pero con el tiempo me había hecho a la idea de que solo era material, tenía que pensar así porque tenía que hacer bien mi trabajo. Al llegar al Vitrola me bajé del coche y caminé hacia el mío sin decirle nada a nadie.

La miré un instante de reojo cuando me dijo que ya lo sabía, no entendía por qué lo preguntaba entonces. El resto del camino lo seguimos en silencio, no me apetecía hablar y parecía que a ella tampoco. Mejor así. Cuando llegamos al local de Selene bajamos del coche y yo fui hacia el mío. Abrí el maletero para ver si mis armas seguían en su sitio y después me monté en el coche para irme. No arranqué, saqué el teléfono y llamé a Adalia para quedar con ella allí. Tras colgar conduje hasta casa por fin.

Había vuelto a Rusia para pasar allí las navidades en "familia". Hacía un par de días que había vuelto, las cosas estaban bien y tranquilas como antes de que me fuera, y me aburría, no me apetecía cenar sola así que cogí el coche y fui hasta casa de Misha. Subí tranquilamente por las escaleras, me paré frente a su puerta y di unos cuantos golpes.

Había pasado unas navidades horribles, cuidando de la gata de Selene porque no había querido llevársela, no estaba acostumbrada a tanto agetreo. Me dieron ganas de tirarla por la ventana varias veces, muchas veces, y eso que a mi me gustaban los gatos, pero no terminaba de llevarme bien con ella...escepto cuando le daba de comer gominolas o cosas así, entonces si que era muy amiga mía. Estaba sentado viendo la tele cuando llamaron a la puerta. Me levanté y fui hasta ella parándome a mirar por la mirilla, cuando vi a Selene, suspiré y abrí. Me quedé mirándola de arriba a abajo, y no era para menos teniendo en cuenta el vestido tan corto que llevaba puesto. Abrí un poco más la puerta y me hice a un lado para dejarla pasar mientras miraba a otro lado y no fijarme así para que no se diera cuenta.

- Veo que vas controlando tus modales, al menos ahora no me pones muecas - le dije sonriendo antes de pasar, vi a la gata salir de la habitación para ir hacia mi - ¿cómo va todo por aquí? - pregunté yendo a la cocina, dejé sobre la encimera la bolsa que llevaba y acaricié a la gata cuando se subió - veo que en cuanto a desorden todo sigue como siempre - comenté saliendo de la cocina - ¿qué vamos a cenar? - pregunté apoyándome en el marco de la puerta de la cocina - ¿no me has echado de menos? - le pregunté sonriendo coqueta.

- Ya...- comenté cuando dijo lo de los modales-. Va como siempre- había hecho pocas cosas porque ella me había tenido parado todo este tiempo, ni siquiera estaba afeitado, llevaba barba de tres días, simplemente no me apetecía hacer mucha cosa-. Es mi desorden- comenté cerrando la puerta y yendo hacia la cocina-. No lo se, ¿qué has traido tu?- pregunté mirándola-. Ya tenía mi cena- señalé la mesa indicando la lata de cerveza y un sandwich a medio comer-. No- respondí a la última pregunta- no me da tiempo con tu gata...- la señalé- se parece demasiado a ti- sonreí-. ¿No tienes a nadie a quien torturar?- había meditado lo que me habían dicho mil veces, reconquistarla...y lo había planeado y ensayado mil veces, pero cuando la tenía delante y veía su alianza...no podía.

Puse una mueca mirando su cena y me giré hacia la cocina pero quedándome todavía apoyada en el marco de la puerta.
- Solo he traído la bebida - comenté encogiéndome de hombros, había traído dos botellas de vodka - si tuviera a quién torturar no estaría aquí - dije mirándole - date una ducha, afeítate y ponte ropa limpia, y decente - dije acercándome a la bolsa para sacar las botellas de dentro - hoy no vengo a molestarte - solo un poco - así que pórtate bien - dije mirándole de reojo mientras hacía una bola con la bolsa para tirársela a la gata al suelo y que jugara con ella - iré pidiendo algo de cena, no te preocupes que pago yo - le dije sonriendo, salí de la cocina quitándome el abrigo y lo dejé colgado de una silla, saqué el móvil del bolso y llamé a una tienda de comida.

- Ya- yo era la mascota para cuando se aburría-. A tus órdenes jefa- levanté las manos y pasé por encima de la gata, que me bufó. Hice una mueca y me quité la camisa de camino a mi habitación. Una vez allí cogí algo de ropa limpia y fui al cuarto de baño. Me afeité y me di una ducha rápida, después me vestí y salí llevando la ropa sucia para meterla directamente en la lavadora. Cogí el sandwich y le di los dos trozos de mortadela que quedaban a la gata tirando el resto. Cogí dos vasos y fui al salón a dejarlos sobre la mesa. Iba a sentarme cuando llamaron a la puerta, fui hasta ella, miré por la mirilla y abrí, eran los de la comida.

Sonreí cuando le vi yendo hacia la ducha y se quitó la camiseta por el camino, con el paso de los años se había puesto más guapo aun. Pedí la comida y busqué copas y hielo para preparar dos bebidas. Llamaron a la puerta cuando él salió de la ducha y fue a abrir.
- Buenas noches - le dije sonriendo al repartidor - cógelo - le dije a Misha señalando la bolsa, pagué al chico dejándole propina y después caminé hacia la mesa - te llevo una copa de ventaja - comenté sentándome en una de las sillas, mirándole - sírvelo - le dije sonriendo.