Mijail Pavlov

Había pasado un mes y seguía enfermo después del accidente aquel, había mejorado pero había vuelto a recaer, suponía que porque no me había curado bien. Me notaba mejor que al principio pero aún así me encontraba mal, tanto que había dejado de ir a trabajar esos últimos días. Estaba arropado, medio dormido en el salón cuando escuché que llamaban a la puerta. Me levanté sin muchas ganas y fui a abrir la puerta, pensaba que era Adalia, se había ido hacía un par de horas y pensaba que se le habría podido olvidar algo, pero cuando abrí la puerta me quedé un poco parado, después me hice a un lado para dejarla pasar y cuando entró cerré la puerta.
- No deberías estar aquí, te contagiaré- dije caminando de nuevo al sofá y dejándome caer.

- Si mantienes las distancias no tiene por qué - comenté yendo a la cocina a dejar unas bolsas con cosas que había comprado - no te voy a preguntar cómo estás porque tu cara lo dice todo - dije yendo al salón, dejé mi bolso a un lado y me quité el abrigo para dejarlo encima - ¿tienes fiebre? - pregunté mirándole con los brazos en jarras.

- Ya...- no me apetecía ni mirarla mal, ni discutir. Suspiré y me quedé en el sofá quieto mientras ella hacía no se qué en la cocina, cuando volvió y me preguntó la miré-. No lo sé, unas décimas si acaso, no muy alta- comenté- solo tengo mal cuerpo- tosí un poco poniéndome la mano delante y suspiré dejando la cabeza apoyada en el respaldo del sofá, me dolía la garganta de toser.

Puse una mueca, le iba a decir que parecía un perro agonizando pero me callé y volví a la cocina. Busqué una cacerola por los armarios y puse agua a calentar, le iba a hacer una sopa típica en Rusia, llevaba verduras y un poco de carne, era la que se solía hacer cuando hacía mucho frío o alguien enfermaba.

Me quedé en el sofá cuando ella se fue a la cocina, al cabo del rato empezó a oler a sopa, olía a casa...a Rusia, echaba de menos mi país, aunque no tanto a la gente que estaba allí, pero sí mi país. Suspiré y miré hacia la cocina, me levanté y fui a coger un vaso para beber un poco de agua y tomarme una pastilla que me había mandado el médico.

Le miré de reojo cuando entró en la cocina pero no le dije nada, seguí a lo que estaba, terminé de echar el resto de las verduras y cogí una cuchara de madera para removerlo todo, ahora tenía que estar un rato cociendo y después se lo tenía que tomar antes de que se enfriara mucho.

Me asomé a ver que estaba haciendo después de tomarme las pastillas y luego volví al salón para sentarme. Cogí el mando y puse la tele, echaban una película que no estaba mal, aunque no era de mis favoritas. De vez en cuando miraba de reojo para ver si Selene venía al salón, aunque me daba que se quedaría allí hasta que se hiciera la sopa.

Me quedé en la cocina dando vueltas a la sopa hasta que se hizo, no tenía nada que hablar con Misha y no quería que nos pusiéramos a discutir, así que mejor así. Apagué el fuego y saqué un plato y una cuchara, probé primero que estuviera bien de sal y después le serví.
- Tienes que comerte todas las verduras - le dije dejando el plato en la mesita delante de él - no dejes que se enfríe - dije dándole la cuchara, cogí una silla y me senté a un lado, vigilando que se lo comía.

- Ya...- comenté cogiendo la sopa cuando me la puso delante. Tenía muy buena pinta y la verdad era que sabía mejor, además entraba fenomenal con el mal cuerpo que yo tenía-. Gracias- le dije sobre la sopa mirándola. Me la comí en nada de tiempo porque estaba riquísima. Cuando acabé me levanté para llevar el cuenco a la cocina y volví a sentarme en el sofá tosiendo un poco.

- De nada - dije mirándole, cuando la terminó se levantó para ir a dejar el plato a la cocina y yo suspiré pasándome la mano por la cara, echándome el pelo hacia atrás - hay para dos días en la nevera - dije cuando volvió a sentarse en el sofá - la pones en un plato y la calientas en el microondas, tres minutos o así, tiene que estar muy caliente - dije mirándole.

- Ya, la recuerdo, mi madre la encargaba cuando me ponía enfermo- comenté mirándola-. Aunque no me acordaba de que estuviera tan buena...- suspiré un poco-. No he podido ir a trabajar estos días- aunque eso ya lo sabría ella porque se lo habrían dicho mis superiores.

- Lo sé.. tienes lo que queda de semana y la siguiente si quieres para recuperarte - dije mirándole - tienes un permiso por enfermedad - comenté levantándome de la silla - espero que te recuperes - dije cogiendo mi abrigo para ponérmelo, solo había ido para hacerle la sopa, así que ya me iba.

- No sabía que yo podía tener esas cosas- comenté mirándola. Se levantó y cogió su abrigo para irse. Yo la seguí con la mirada, seguía un poco confundido por lo que le había dicho el otro día, ni siquiera sabía si era verdad o no-. Selene...¿el otro día...dije algo?- pregunté mirándola.

Me quedé mirándole cuando me preguntó si el otro día había dicho algo. Había pasado mucho tiempo pensando en qué decirle si me lo preguntaba, podía decirle que sí y reconocerlo todo, o que no y que él pensara que lo había soñado o algo parecido, y después de tanto pensar no había llegado a ninguna conclusión.
- Dijiste cosas - dije poniéndome el abrigo como si nada - ¿a qué te refieres exactamente?

- Dije cosas...- repetí para mí mismo en voz baja-. No lo sé...algo relacionado con la época en la que estuvimos en Rusia...o tu y yo...no sé- dije mirándola. No sabía si se estaba haciendo la tonta o solo estaba preguntándome porque no había dicho nada y ahora me quería sacar algo para reírse de mí. La verdad es que me daba igual, no me encontraba bien como para ponerme a pensar en ello.

- Estoy esperando a que te recuperes para poder reírme de ti - dije sin mirarle mientras me abrochaba los botones del abrigo - dijiste cosas muy interesantes, me alegro de que te acuerdes porque así será más divertido - dije sonriendo un poco, rodé los ojos al ver su cara y cogí mi bolso - fue bonito.. si me lo hubieses dicho sin estar alucinando por la fiebre a lo mejor me replantearía ciertas cosas - comenté yendo hacia la puerta - espero que te recuperes bien - dije girándome a mirarle, sonriendo, mientras abría la puerta para irme.

- Me lo imaginaba- dije mirándola. No puse ninguna mueca ni cara de enfado, nada, sabía que iba a reírse si se lo había dicho y no estaba para nada sorprendido-. ¿Qué cosas te replantearías?- pregunté mirándola cuando se fue hacia la puerta-. Quiero saberlo Selene- estaba delirando, pero lo que había dicho era todo verdad, lo que pasaba es que no se lo quería decir de nuevo, con todo lo que había pasado dudaba que tuviera importancia siquiera.

- Hoy no Misha - dije mirándole - recupérate, y ya hablaremos - dije mirándole, sonreí un poco y salí de la casa. Durante esos días también había estado pensando otras cosas, pero aun no estaba segura de nada y por eso me sentía tan rara, yo siempre lo tenía todo bajo control. Bajé por las escaleras y monté en el coche para volver al edificio.

Suspiré cuando se fue y me quedé allí sentado pensando en lo que me había dicho, me había quedado con las ganas de saber qué era lo que se iba a plantear. Al rato me quedé dormido en el sofá y por la noche vino Adalia con algo de cenar, pero yo me calenté la sopa que me había hecho Selene.

Terminé de hacer los asuntos que tenía para esa mañana y mientras iba en el coche pensando en la entrega de esa noche, un escalofrío me recorrió la espalda, ¿y si no había valido con esa vez? Dejé el teléfono a un lado y me quedé mirando por la ventanilla, pensando en Misha, sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien del todo, pero tampoco me parecía tan malo. Suspiré apartándome el pelo de la frente con una mano y mandé al chófer ir hacia casa.
Después de prepararme cogí yo el coche para ir a casa de Misha, ese día no tenía turno hasta la noche. Aparqué a varias manzanas, sabía que tenía gente siguiéndome por órdenes de Nikolas. Al entrar en el portal me crucé con la novia de Misha, o ex-novia, no creía que él fuera capaz de seguir con ella después de lo que había pasado en el despacho, pero a saber.. Aparté ese pensamiento de mi mente y subí hasta su piso, me paré frente a la puerta y llamé dando unos golpes.

Pasaron unos días desde lo que ocurrió en el despacho de Selene. Al despertarme al día siguiente ni siquiera estaba seguro de si había ocurrido en realidad o no, pero el sabor de boca que me había dejado el alcohol así como mi aspecto me decían que sí. Para mi sorpresa ese día me sentí realmente bien...hasta que vino Adalia a verme por la tarde, entonces desperté de donde fuera que estuviera y me di cuenta de lo que había hecho. Yo no estaba solo para poder hacer eso...Esa noche le di bastantes vueltas, tenía que romper con ella, pero tampoco quería hacerle daño. Así había pasado una semana, por mi indecisión, no era capaz de romper y desde luego no podía decirle lo que había hecho, no quería que lo pasara mal. Esa tarde acabábamos de discutir, había discutido por cualquier nimiedad con la esperanza de que fuera ella la que se hartara de mi y me dejara, pero no daba resultado, y al día siguiente volvía intentando apaciguar los animos.
Me paseé por el salón después de que saliera pasándome una mano por la nuca y caminando hacia la nevera para coger una cerveza, no sabía que iba a hacer. Pensaba en ello hasta que llamaron a la puerta. Dejé la cerveza sobre la encimera de la cocina y fui a abrir. Me quedé con la boca abierta al ver a Selene en el umbral de la puerta, y cuando me di cuenta la cerré y me hice a un lado para que pasara. Una vez dentro salí al pasillo para asomarme, se tenía que haber cruzado con Adalia, sí o sí.

Esperé paciente a que me abriera y sonreí por dentro al ver la cara de sorpresa que se le había quedado. Entré cuando se hizo a un lado y observé disimuladamente a mi alrededor.
- Traigo algo mejor que cerveza para beber - comenté dejando una bolsa encima de la mesa - espero que tengas hielo - dije mirándole de reojo - ¿no vas a decirme ni hola? - le pregunté sonriendo a medias, girándome hacia él.

Cerré la puerta y al girarme la miré, primero a ella y después la bolsa que llevaba. Su visita me había dejado totalmente descolocado...estaba pensando en cómo romper con Adalia y ahora aparecía ella...
- Si, claro...- murmuré mirándola-. Hola- me sentía bastante raro, aunque una parte de mi se alegraba de que estuviera aquí...la otra parte no estaba muy contenta, entre otras cosas porque tenía que resistir el impulso de besarla, cosa que llevaba deseando desde la mañana siguiente a nuestro encuentro en su despacho-. Creo que sí que tengo hielo- comenté algo tenso caminando hacia la cocina para sacar del congelador una cubitera y dos vasos. Los puse en la barra americana y me quedé mirándola desde donde estaba mientras echaba un par de hielos en cada vaso, cogiéndolos después y caminando hacia el salón para dejarlos en la mesa-. Sientate...- dije después de dejarlos haciendo un gesto con la mano y esperando a que se sentara ella para hacerlo yo-. ¿Hay algún problema con mi turno de hoy?- pregunté. No se me ocurría otra cosa.

Sonreí cuando fue hacia la cocina a por hielos, aprovechando que no me veía. Pensaba que iba a ser más complicado, y más después de ver a su novia o lo que fuera saliendo del edificio. Me quité la gabardina, dejándola colgada de una silla y después me senté estirándome para alcanzar la bolsa y servir los vasos, cerré la botella y cogí los dos.
- Bebe - le dije dejando en su mano uno de los vasos, choqué el mío contra el suyo y di un pequeño sorbo, mirándole de reojo un poco divertida - tu turno sigue siendo el mismo, ¿no puedo venir a.. charlar un rato? - pregunté dejando mi vaso en la mesa.

Spoiler:

No me fijé bien en ella hasta que me senté, había evitado el contacto visual hasta entonces, y ahora que la veía no pude evitar quedarme de nuevo con la boca abierta.
- ¿Eh?- pregunté cuando me respondió a mi anterior pregunta, se me había olvidado por completo. Cogí el vaso y le di un trago cuando me lo dijo sin poner resistencia, ahora mismo me venían a la mente las imágenes de lo que había pasado en el despacho, esta vez más claras que a lo largo de toda la semana...suponía que ver su cuerpo ayudaba a ello-. Supongo que sí...- me pasé la mano por los ojos y suspiré- después del otro día...es confuso- dije suspirando de nuevo.