Casa de Caroline y Mark.

- Ya, supongo que a partir de ahora lo tendré en cuenta- una no podía fiarse de nada ya. Sonreí cuando dijo que no era mala persona y le di un leve pellizco en la mejilla-. De corte de royo nada- dije sobreponiéndome un poco. Aunque aún estaba en shock no podía quedarme en casa simplemente porque hubieran matado a mi agresor, tenía que dar gracias de que no había sido yo-. Por cierto...- olfateé un poco- ¿no te huele a quemado?- pregunté y miré a la cocina-. ¡Los filetes!- grité.

- Ah vale, pensaba que ya no querrías salir - comenté frotándome con una mano la mejilla donde me había pellizcado. Puse una mueca cuando salió corriendo por los filetes que se estaban quemando, estaba tan ocupado pensando en tantas cosas que ni me había dado cuenta del olor. - Si es que no se puede estar a la televisión cuando se está cocinando, señorita - dije yendo hacia la cocina, quedándome en el marco de la puerta y apoyando allí el hombro - no pasa nada si se quedan muy hechos, yo me lo como igual - dije mirándola desde ahí.

- Ah no, llevo sin salir de casa ya cuatro días, necesito la vitamina del sol- le expliqué- aunque sea por poco tiempo...además, ya está hecha la comida- iba diciendo mientras corría a ver los filetes-. Que mal cocinero eres- dije sacándolos y colocando los que estaban muy quemados en un plato aparte. Había un gato callejero al que me gustaba echarle de comer, esto lo sanearía y se lo daría, no estaba tan mal-. Ya, claro, échame a mi las culpas...- me quejé-. No no, una cosa es muy hecho y otra quemado- no iba a dejar que comiera algo así-. Tranquilo que esto ya tiene dueño- señalé los filetes. Puse otros, sabía que Mark comía mucho.

- Eso te iba a decir, porque en un par de horas se acabó el sol - comenté mirándola - ha sido tu culpa que te has puesto a llamarme como una loca, ¿qué preferías que hiciera, quedarme vigilando los filetes o acudir a tu llamada? - pregunté divertido - ¿dueño? - pregunté frunciendo el ceño, pero vi que ponía más filetes en la sartén así que habría comida de sobra - no podemos tardar mucho más en salir, tenemos que aprovechar la hora punta.

- Por supuesto que acudas a mi llamada- no tenía ni que pensarlo-. ¿Sabes?, eso es muy significativo- que hubiera ido corriendo cuando lo había llamado...se portaba super bien conmigo, estaba contenta de estar con él-. Si, dueño- afirmé-. Vale, vale, ya acabo- rodé los ojos mientras reía. Cuando se hicieron los filetes los coloqué en el tupper y lo metí todo en la otra nevera que tenía allí-. Ya está...a ver a donde me llevas, sorpréndeme- bromeé.

- Vale, pues vamos - comenté cogiendo la bolsa para salir de la casa - ¿lo llevas todo? - pregunté de camino a la puerta - que con esa cabeza que tienes.. - comenté divertido para picarla. Salimos de la casa y fuimos hacia mi coche. - Espero que te guste la sorpresa - dije mientras me ponía el cinturón - tu, pase lo que pase, tienes que hacerte la sorprendida - comenté arrancando el motor y poniéndome de camino - deberías ir practicando la cara que vas a poner.

- Está todo- afirmé repasando todas las cosas en mi cabeza rápidamente. No podía apartar las imágenes de ese hombre de mi cabeza cuando aparecían de vez en cuando, y eso me desconcentraba un poco, pero no creía que me olvidara nada, estaba concentrada cuando lo había guardado todo- salimos de casa y nos montamos en su coche. Me encantaba su coche, era como si lo hubiera elegido yo misma para él, no podría haber escogido uno mejor-. Es genial, te pega totalmente- comenté sobre el coche. Me puse el cinturón y miré por la ventanilla mientras escuchaba lo que me decía-. Soy muy buena actriz, no hace falta que practique- dije sonriendo-. Pero ya con sacarme de casa me has iluminado el día- estaba super contenta-. ¡Qué ganas de verlo!- grité emocionada.

Sonreí disimuladamente cuando hizo aquel comentario sobre el coche y los recuerdos volvieron a mi cabeza, odiaba que ella hubiera olvidado todas esas cosas.
- Me alegro - le dije sonriendo, mirándola de reojo - tampoco es gran cosa, un picnic ilegal, casual y sencillo - comenté riendo.
Conduje hasta el edificio y me acerqué a la entrada del hotel para pasarle las llaves al de la puerta.
- Espero que no me lo ralles - le dije dándole las llaves y una propina, y me acerqué a Caroline para entrar por la puerta principal - tu como si nada, vamos a colarnos en la suite - le dije divertido al oído, acercándome un poco más a ella para pasar desapercibido - directa a los ascensores - dije cuando atravesamos la puerta.

- Da igual, solo por salir y por la sorpresa estoy feliz- dije sonriendo ampliamente. Me sorprendí cuando vi que paraba frente a uno de los hoteles más lujosos de Frost. Inmediatamente sentí un cosquilleo. Nunca había estado en este concretamente...aunque aún no sabía que pretendía. Bajé del coche con la nevera, que por suerte era de diseño y no daba demasiado el cante, y esperé a que él hiciera lo propio con el aparca-coches-. ¿Me lo dices enserio?- pregunté en voz baja. No pude evitar soltar una risita-. Qué emocionante- dije tratando de mantener las formas. Nunca me había colado así en un hotel, era excitante. Cuando se acercó a mí pude mirarlo más de cerca, era más atractivo de lo que había pensado y olía super bien, ¿qué perfume usaría?. Por alguna razón me daban ganas de comprarme el bote y guardarlo bajo mi almohada. Fuimos directos al ascensor, esperamos a que bajaran unas cuantas personas y entonces entramos. Aplaudí despacito, emocionada-. Tengo la adrenalina por las nubes, ¿sabes qué pasaría si nos pillaran?- pregunté riéndome.

- Seguramente nos echarían a patadas y por la puerta de atrás - le dije riendo un poco mientras miraba de reojo los números iluminarse según subíamos de planta - a lo mejor se quedarían con mi coche.. nos saldría cara la noche - dije divertido, podía permitirme algo así perfectamente, y sabía que ella también, pero la diversión estaba en colarse - ¿crees que habrá cámaras? - le pregunté divertido para ponerla nerviosa - puede que salgamos en los informativos.

- Ah no, a patadas no que estoy herida y como se me abra la herida y deje marca quemo todo el hotel- dije seria. Después reí un poco y afirmé con la cabeza-. Qué pena de coche...entonces no podemos dejar que nos pillen- afirmé. Reí nerviosa cuando comentó lo de las cámaras-. No me extrañaría...- aunque mi padre no tenía en el suyo cámaras en los ascensores suponía que se podía hacer-. Oh no, al menos estoy guapa ¿no?- pregunté tocándome el pelo.

- Claro que sí, pero yo creo que estoy mejor - dije tocándome el pelo, como si me lo estuviera colocando también - vale, ahora hay que ser sigilosos - dije cuando llegamos a la última planta de todas. Al abrirse las puertas del ascensor tuvimos paso a una habitación con una sola puerta. Me acerqué para forzarla un poco y en cuestión de segundos conseguí abrirla. - Adelante, señorita - le dije a Caroline abriendo la puerta y haciéndome a un lado para dejarla pasar.

Estaba super nerviosa, tenía el corazón a mil por hora y los sentidos más despiertos de lo que recordaba en mucho tiempo. Mi cerebro iba a una velocidad vertiginosa, era como si mi cuerpo se hubiera reactivado después del ataque, ya ni siquiera sentía la herida. Podía incluso escuchar los latidos de mi corazón en mi cabeza.
- Tu siempre estás guapo- la verdad es que no sabía cómo lo hacía, pero nunca se despertaba con ojeras ni con cara de cansado- tienes que compartir conmigo tu secreto- comenté moviendo la pierna nerviosa, deseando por un lado que se abriera y por el otro al borde de la taquicardia al pensar que nos podían haber pillado. Cuando se abrió contuve la respiración y al ver la puerta sonreí. Pero...¿cómo iba a abrirla?. Esperé mientras él hacía no se qué en la puerta, no podía verlo. Entonces la abrió sin problema, Lo miré sorprendida y pasé cuando me dijo que lo hiciera. Miré el interior de la suite con curiosidad, nunca había estado en ese hotel-. Me encanta- dije finalmente dándome la vuelta para mirarlo, ¡qué diseño!- dije sonriendo. No sabía quién la habría decorado, pero me encantaba-. ¿Cómo has abierto la puerta?- pregunté curiosa. Pero me di la vuelta y empecé a curiosear. Me asomé a la habitación y me quedé con la boca abierta al ver esa cama tan grande-. ¿Enserio?- pregunté riéndome-. ¡Mark!- lo llamé- por favor, tírate sobre esa cama, que yo no puedo- me quejé. Sino ya habría saltado yo.