Club Vitrola

Me volvía loco con cada movimiento o cada sonido que hacía, y solo pensaba en darle más y más placer. Tampoco podía evitar gemir de vez en cuando mientras la embestía y pasaba mi mano libre por su cuerpo en una caricia. Llevé esa misma mano a su cadera y nos hice girar a los dos haciendo que ella quedara encima e incorporándome un poco para seguir besándola, llevando mis manos a sus caderas para ayudarla a moverse.

Dimos la vuelta y puse mis manos en su nuca para atraerle hacia mi y que se incorporara, para así poder besarle mientras me movía sobre él intentando no ansiarme demasiado rápido. Me costaba respirar, así que de vez en cuando dejaba de besarle y era cuando se me escapaban los gemidos, aunque intentaba no gemir demasiado fuerte por si alguien pasaba por el otro lado de la puerta, para que no nos oyeran.

La ayudaba empujando sus caderas con mis manos al mismo ritmo con el que la iba besando, aunque a veces se separaba de mí y yo aprovechaba para coger un poco de aire, porque además estaba algo mareado y necesitaba un poco de espacio en algunas ocasiones. De vez en cuando levantaba mis caderas contra ella para profundizar la embestida y darnos más placer a los dos sin poder evitar soltar algún que otro gemido.

Apretaba su cuerpo contra el mío con mis manos en su espalda, subiéndolas de vez en cuando hacia su nuca y su cabeza mientras seguía moviéndome encima de él, acelerando cada vez más el ritmo hasta que al final me corrí. Me quedé unos segundos sobre él, dejando mi frente apoyada en el hueco de su cuello, mientras recuperaba el aliento.

Seguí moviéndome contra ella, cada vez más rápido para darnos placer a los dos y ayudándola con mis manos para que se moviera mejor. La besaba con ganas y pasaba mis manos por su cuerpo ansioso, hasta que noté como se corría y como no pude aguantar más me corrí también y me quedé quieto unos segundos, dejándome caer después en el suelo y poniendo mi brazo por encima de los ojos, me daba todo muchas vueltas.

Me aparté de encima suya, quedándome sentada en el suelo mientras terminaba de recuperarme, me daba la sensación de que el despacho se movía por el alcohol que había bebido. Suspiré un poco y me levanté apoyándome con una mano en el escritorio. Empecé a recoger mi ropa del suelo y a ponérmela, despacio y apoyándome en los muebles para no balancearme a los lados.
- Vístete - dije mirando a Misha de reojo, seguía tirado en el suelo.

No me moví cuando la escuché moverse a ella porque me daba la sensación de que la habitación me iba a tragar o algo. Cuando me dijo que me vistiera me incorporé e hice una señal con la mano como en el ejército. Me estiré un poco a coger mi ropa y me vestí tal y como estaba, en el suelo. Cuando acabé me levanté ayudándome de uno de los muebles y me quedé apoyado en él.
- No hace falta que me eches...ya me voy...- comenté yendo hacia el escritorio para coger mi chaqueta y después me di la vuelta para abrir el cerrojo y salir de la habitación.

Le miré cuando dijo que no hacía falta que le echara y rodé los ojos, no pensaba echarle pero si quería irse allá él. Rodeé el escritorio y me senté en la silla para terminar de abrocharme la camisa.
- Cierra al salir - comenté como si nada. Cuando terminé con la camisa me pasé las manos por el pelo para colocármelo.

- Si, si- dije mientras cerraba la puerta y caminaba por el pasillo sujetándome con las paredes para no caerme. Cuando llegué a la calle llamé a un taxi, no se ni como porque todo me daba vueltas. Monté en él y fui a casa. Para subir arriba no se ni como lo hice...me equivoqué de casa un par de veces hasta que di con la mía y una vez allí me dejé caer en el sofá y me dejé dormir tal y como estaba.

Hacía días que no veía a Selene, así que decidí pasarme por el Vitrola. Estaba seguro de que a pesar de que le habrían dicho que no lo hiciera ella seguía trabajando, así que me colé dentro haciéndome pasar por un trabajador más, porque no estaba seguro de que hubiera espías de Nikola o no.
- Me ha llamado- le dije a los vigilantes. Ya los conocía, algunos de rusia y otros simplemente de aquí. Llamaron a Selene para confirma lo que les había dicho y me tuvieron esperando allí un rato.

Estaba comiendo palomitas, chocolate y más guarrerías del estilo mientras comprobaba las cuentas del último mes, cuando me avisaron de que había alguien que estaba esperando, y yo no estaba esperando a nadie. Puse las cámaras con el ordenador y vi que era Misha, rodé los ojos y recogí las cosas de encima de la mesa, metiéndolo todo en un cajón antes de que le dejaran pasar.
- Sea lo que sea espero que sea rápido, tengo prisa - dije sin mirarle mientras seguía atenta a los número.

Al final me dejaron pasar. Rodé los ojos al escucharla decirme aquello, era su "hola" particular. Dejé las cosas que le había traído sobre la mesa, unos chocolates y poco más.
- Supongo que será rápido porque como es costumbre acabaremos discutiendo, pero...- me alcé de hombros- tú verás...- saqué la silla un poco y me senté frente a ella-. Vengo a ver como llevas el embarazo- dije mirándola.

- ¿Y cómo lo ves? - dije cortante alzando la vista hacia él - estoy como una puta ballena, así que todo está bien, ya puedes irte - dije volviendo a los papeles, estaba harta del embarazo, estaba cansada todo el tiempo y hambrienta, me dolía la espalda y no dormía bien por las noches.

- Bien- dije mirándola. Puse una mueca cuando dijo que estaba como una puta ballena...pensaba que eso era lo que menos le iba a preocupar del embarazo, tenía otras desventajas según había leído: se les hinchaban los pies, meaban a todas horas, tenían mucho sueño...- No estás como una ballena- dije mirándola- a mi me gusta- comenté mirándole la tripa directamente desde donde estaba-. Tienes un bebé dentro, es normal, cuando salga estarás igual, así que si te sientes como una puta ballena piensa que es temporal- me alcé de hombros.

- No sabía que tus gustos sobre mujeres habían cambiado - dije dejando el bolígrafo a un lado y empezando a ordenar los papeles - ya sé que es normal, no soy tonta - metí todos los papales en su carpeta y la guardé en el cajón - ¿qué quieres? - le pregunté seria cruzándome de brazos y mirándole.

- No lo han hecho- dije mirándola cuando comentó lo de mi gusto hacia las mujeres- pero me gusta ver la parte positiva del embarazo de una mujer- afirmé mirándola sin moverme de como estaba, observando como ella guardaba los papeles-. Ya se que no eres tonta, y como también se que no eres sorda no voy a repetirte lo mismo que te he dicho al entrar- respondí cuando me preguntó a qué había venido-. Hace días que no te veo, y aunque sé que estás bien prefería verte- dije mirándola.

- Hay tantas cosas positivas en esto - murmuré con mala cara, girando un poco la silla hacia los lados, me fijé entonces en la bolsa que había traído y la cogí sin preguntarle siquiera para ver qué había dentro, chocolates y algunas chucherías más, alcé la vista hacia él y le fulminé con la mirada - ¿quieres que me ponga más gorda? - murmuré mosqueada, todo el mundo a mi alrededor no dejaba de traerme cosas para que comiera - ya me has visto, ya puedes irte - dije rebuscando en la bolsa hasta dar con un Kitkat, cuando me enfadaba me entraba más hambre todavía.

- No lo se, eres tú la que está embarazada- me alcé de hombros- yo si que le veo algunas- cuando nos había imaginado formando una familia no me la había imaginado de esta manera, y mucho menos poniendo esa mala cara y quejándose tanto-. Deberías disfrutarlo, más adelante te arrepentirás de no hacerlo- comenté mirándola-. Quiero que no tengas antojos descubiertos- dije mirándola directamente a los ojos- de cualquier manera la gordura es solo temporal, en cuanto des a luz tendrás otra vez tu cuerpo como siempre- rodé los ojos-. ¿Has ido al médico?- pregunté ignorando que me había echado fuera.

- Claro, porque tu no tienes que cargar con esto dentro nueve meses - dije enfurruñada, me pasaba el día así - te lo cambio - dije quitando el envoltorio al Kitkat, partí un trozo y me lo llevé a la boca - entonces tráeme vodka, de eso es de lo que tengo antojo de verdad - dije después de tragar el trozo de chocolate, resoplé rodando los ojos cuando me preguntó por el médico y afirmé con la cabeza tras partir otro trozo y comérmelo - voy todas las semanas y todo va bien, la cosa esta sigue creciendo sin problemas.

- No, eso es verdad, pero "esto" no te ha pedido que la trajeras al mundo- dije mirándola-. Ojalá pudiera cambiartelo- afirmé con la cabeza. Al menos así tendría más información sobre lo que ocurría con el bebé. Me levanté de la silla, abrí el mueble donde sabía que tenía guardada la bebida y cogí la botella, me acerqué a ella y la dejé sobre la mesa mirándola- perfecto- comenté cuando dijo que todo iba bien. Abrí la botella de vozka y le di un trago dejandola después en la mesa. Me acerqué a ella cogiéndole la barbilla con mi mano y coloqué mis labios sobre los suyos besándola, metiendo mi lengua para dejar que saboreara el vozka. Después de un momento me separé, ahora me sabía a mí la boca a chocolate. Cogí de nuevo la botella para darle un trago enjuagándome la boca y me senté de nuevo en la silla.

Volví a fulminarle cuando le vi ir hacia el armario donde estaba el vodka, el muy cabrón se estaba sirviendo una copa a sabiendas que yo no podía beber. Se acercó a mi y me besó. Me pilló tan desprevenida que apenas pude reaccionar. Me quedé mirándola cuando bebió y se volvió a sentar en la silla. Entonces cogí lo que más a mano tenía, la calculadora, y se la tiré a la cabeza mientras le llamaba capullo en ruso, le tiré también el trozo de Kitkat que me quedaba. - Gracias, acabas de terminar de joderme el día - le dije tratando de reprimir las ganas de llorar. Estaba cansada, dolorida, me sentía gorda y fea, no podía tomar ni una simple copa, ni hacer ejercicio, encima me excitaba con nada y para nada porque no podía hacerlo, y todo eso me enfadaba y me frustraba, y terminaba llorando. Cogí la grapadora y se la tiré con fuerza, a ver si le abría la cabeza.

La miré cuando me senté y casi no pude ver lo que se proponía hasta que me dio un golpe con la calculadora en la cabeza. Entonces la miré mal, llevándome la mano a donde me había dado.
- ¿Yo?- dije totalmente cabreado sin poder reprimir la rabia que sentía en ese momento. Toda esta basura me estaba superando. Conseguí apartar de un manotazo la grapadora cuando me la tiró también y me levanté-. ¡Vale ya!- le dije dándo un golpe en la mesa, no demasiado fuerte porque no quería que los guardias entraran. Me había levantado, así que me acerqué a ella cogiéndole ambas manos por las muñecas por si se le ocurría tirarme algo más-. Deja de portarte como una niñata Selene- dije serio. Es que no entendía qué le pasaba, una cosa eran las hormonas y otra que estuviera así todo el día.

Ya no tenía nada más a mano para tirarle, pero aunque quisiera no podría porque se había levantado y me había cogido de las muñecas.
- ¿Por qué no me dejas en paz? - murmuré entre sollozos intentando soltarme de sus manos pero cuando lloraba perdía casi todas las fuerzas - lárgate, no quiero verte - ni que me viera así de débil, casi era lo que más me cabreaba de todo eso - te juro que te abriré la cabeza con mis propias manos - dije tratando de soltarme con más fuerzas.

- Porque no quiero dejarte en paz, ni a ti ni a mi hija, ¿te queda claro?- dije mirándola serio. Estaba más que mosqueado. En realidad estaba deseando que apareciera alguno de los guardias para sacarme, así tendría alguien a quien partirle la cara, porque desde luego a ella no le iba a pegar, prefería cortarme las manos-. Pero yo si quiero verte a ti, y estoy cansado de que siempre seas tu, tu y tú- dije serio mirándola, sujetándole bien los brazos-. Para, te vas a hacer daño- dije intentando inmovilizarla un poco cuando empezó a removerse más, sujetando sus piernas con las mías para que no me diera ninguna patada y manteniendo sus manos sujetas también-. Deja de llorar, no te he hecho nada, joder- me quejé.

Tenía ganas de ponerme a gritar, de tirarme encima de él y de cogerle la cabeza para estamparla contra el suelo una y otra vez, pero si hacia eso podía hacer daño a la cosa, y eso me enfadaba aun más y lloraba aun más. Dejé de moverme y giré la cara hacia un lado para no mirarle.
- Te odio - dije furiosa sin mirarle - y pienso irme lo más lejos posible, y esconderme, para que nunca más puedas verme ni a mi ni a tu hija - todo giraba en torno a esa estúpida cosa que ni siquiera había nacido aun - y ahora suéltame o gritaré para que te saquen.