Oceanográfico Frost

- ¿Cuando me he quejado yo de novio?- pregunté mirándolo con los ojos muy abiertos como si me sorprendiera lo que decía. Me reí un poco y me levanté cuando él pagó-. ¿Tu crees?, a mi me parece que estoy estupenda...- comenté como si nada, sin hacer caso a lo que había dicho para hacerle rabiar. Sonreí un poco de manera disimulada. Entramos en la tienda de animales y nada más llegar me acerqué a las vitrinas de los perritos y los gatos dándoles con el dedito flojo en la ventanilla-. Holaa- los saludé sonriendo. Se acercaron a los cristales y empezaron a mover la cola y sacar la lengua. Me reí un poco y me separé de ellos, aunque me daba un poco de penita, estaban ahí encerradillos.

- Ah no, un perro no - dije acercándome por su espalda, ya teníamos suficiente con su mascota - vamos a por los peces que dan menos trabajo - dije poniendo mis manos en sus hombros para dirigirla hasta las peceras - yo ya sé los que quiero - iba a comprarme los mismos peces que había tenido en mi habitación de la universidad, me gustaban, solo iba a comprar un acuario más grande.

Puse un puchero cuando dijo que no podíamos tener un perrito, yo desde luego que no podía porque Bianca lo mataría y luego yo querría matarla a ella...bueno, por lo menos hacerle mucho daño, pero él si podía tener uno en su casa, yo podía cuidarlo...aunque mejor no, porque tendría que elegir y querría llevármelos todos.
- Los perros no dan tanto trabajo, solo tienes que asegurarte de que tengan todo lo que necesitan...y además, dan más cariño que las mismas personas a veces- afirmé-. ¿Ah si?- yo no lo había pensado, aunque a lo mejor me compraba uno como blublú...pero no le iba a poner el mismo nombre, sería como si quisiera sustituirlo y no era así, era especial porque me lo había regalado Mark-. Eh- llamé al chico de la tienda, que estaba atendiendo a una mujer dándole un pez-. La temperatura está mal- señalé el termómetro-. A estos peces les gusta más fría- me quejé señalándolos. El chico me miró sorprendido y después volvió a intentar coger el pez que se le escapaba.

- Huelen mal - ¿cómo que daban más cariño que las personas? ¿era una especie de indirecta? yo le daba mucho cariño - Sam, no digas esas cosas en alto - le susurré al oído - y si lo haces di que eres bióloga marina - comenté caminando por el pasillo mientras miraba los peces, teníamos que esperar a que el chico terminara para que nos atendiera - mira, puedes comprarte uno como esos.. son tan feos que nadie los va a querer nunca - dije para picarla, tenían los ojos salidos y eran de colores feos.

- No huelen mal, huelen mal cuando no los lavas, pero si lo haces no tienen por qué oler mal- es cierto que olían a perro, pero los peces olían peor-. ¿Y por qué tengo que dar explicaciones de por qué se las cosas?- pregunté-. Tu en un accidente ¿actúas o vas diciendo a gritos que eres médico?- pregunté mirándolo a los ojos-. Oh que bonitos- dije de repente acercánodme a una pecera en la que había algunos de colores-. ¿Qué?- miré a esos pececillos y me agaché a mirarlos mejor-. Pobrecitos...llévate tu también uno...- solo había dos-. No podemos dejarlos aquí.

- Huelen mal, huelen a perro.. a mi no me gustan - dije caminando por el pasillo - voy diciendo que soy médico - era obvio - porque es la verdad, lo soy - me encogí de hombros mirándola - y eso me recuerda que en unos días tengo una entrevista de trabajo en el hospital de Frost - comenté pensativo, se me había olvidado por completo, me había decidido porque tenía que hacer algo con mi vida, volver a tener una rutina normal, y volver a controlar por completo la sed de sangre, trabajar en el hospital me vendría bien - no puedo meter un pez de esos en la pecera que quiero, son de agua caliente, los que voy a comprar son de agua fría.. compra tu los dos.

- Pero eso es por medio de los...- hablé en un tono más bajo, para que solo él me escuchara- los metamorfos y los hombres lobo...les tienes manía por eso- a mi me parecían monísimos, y olían a lo que eran, perros-. Es que te encanta presumir- respondí cuando comentó que si iba diciendo que era médico-. ¿Enserio?- pregunté sonriendo ampliamente-. Me encanta la idea de que te pongas una bata blanca- me reí un poco mirándolo-. Es genial Mark- dije ahora más seria...te vendrá bien...aunque tendré que echar un ojo a las enfermeras- sonreí y coloqué una mano en su pecho poniéndome de puntillas para darle un beso rápido en los labios. Me separé y miré de nuevo el pez-. ¿Y por qué no compras una pecerita pequeña para él?- pregunté mirándolo-. Porque yo quería una pecera pequeña- puse una mueca-. Pero ahora no lo voy a poder dejar aquí- me quejé. El chico de la tienda se acercó a nosotros-. Soy bióloga marina, así que ya le puedes ir poniendo bien las temperaturas o te mandaré a la protectora de animales- dije totalmente seria mirando al chico. La gente se lo tomaba a broma, pero los peces sufrían con esas cosas y a mi no me gustaba que se lo tomaran a la ligera-. ¿Mejor?- le pregunté a Mark sonriendo un poco-. Quiero estos dos peces- los señalé.

- No, es que huelen mal - dije serio, todos los perros olían igual fueran perros normales, metamorfos o hombres lobo, iban en sus genes de animales - pues claro, para una cosa de la que puedo presumir - dije riendo un poco - bueno, también soy guapo, listo, encantador.. tu conoces toda la lista - dije con mi tono de chulo - a mi me atrae más la idea de que te pongas tu la bata - le dije en voz baja sonriendo, aunque cuando dijo lo de las enfermeras pensé que no, en todo caso era yo el que tenía que echar un ojo a sus mascotas - no voy a comprar dos peceras, compra una un poco más grande y ya está, solo van a ser dos peces - comenté mirándola. El chico se acercó y le dijo que era bióloga y que mirara lo de la temperatura, yo me quedé serio aguantando la risa. - Mejor - le dije sonriendo - yo voy a querer una pecera grande, una como esa - dije señalando una que había en el rincón, después le dije la lista de peces y las cosas que quería dentro de la pecera.

- Me conozco la lista- proseguí mientras el chico de la tienda me cogía los pececillos-. En esa pecera- me interrumpí señalándola- con un par de alguitas- le pedí y miré a Mark de nuevo-. Bueno, tu consigue la bata y luego veremos lo que podemos hacer- le dije en voz más baja, para que me escuchara solo él. Me aparté a un lado cuando el chico de la tienda fue a coger la pecera que le había pedido de abajo, me miraba las piernas descaradamente. Me acerqué a Mark y miré los peces que quería él y que iba cogiendo el chico-. Ese también, mira que bonito es- lo señalé- y es morado...- lo miré sonriendo-. Cogelo, porfis- le pedí con un puchero- te lo regalo yo.

- Ese también - le dije al chico señalando con la mirada el pez. Pasé mi brazo por la cintura de Sam, acercándola un poco a mi. - Lo que no sé es si va a cabernos en el coche todo - dije un poco pensativo, tendríamos que tener cuidado para no romper los cristales ni romper las bolsas de los peces. Cuando tuvo todo apartado a un lado fuimos a la caja a pagar. - Luego hacemos cuentas - le dije a Sam para pagar yo todo con la tarjeta, luego no iba a dejar que me diera dinero pero no quería empezar una discusión ahí - coge los peces - le dije a ella acercándome a coger las demás cosas, el chico nos ayudó con la pecera grande y empezamos a meter las cosas en el coche.

Sonreí ampliamente cuando le pidió el pez que yo quería que se llevara, es que era tan bonito...me encantaba el color que tenía. Fuimos hacia el mostrador, urgué en el bolso pero me quedé quieta cuando Mark me dijo que luego echaríamos cuentas. Asentí con la cabeza, mejor que lo pagara todo junto, luego le daría el dinero. Miré con pena las otras peceras y al resto de animalillos, pero me obligué a hacer lo que él decía, coger los peces. Sonreí mirándolos-. Hola holita pececillos...- los saludé mientras salía de la tienda. El tendero me miraba raro, pero lo ignoré y entré en el coche con los peces mientras ellos terminaban de colocar bien la pecera grande en el maletero. En cuanto terminaron nos despedimos del chico y me puse el cinturon con cuidado para no remover mucho a los peces.
- Que bonitos son...- le dije a Mark sonriendo, mirándolo a él después-. ¿Sabes montarla?- pregunté sobre la pecera grande, aunque ya sabía la respuesta: claro que sabía montarla.

- Claro que sé montarla - dije cuando monté en el coche, nos había costado un poco meter las cosas en el maletero sin romper nada, algunas cosas iban en el asiento de atrás - soy todo un manitas - dije riendo, me puse el cinturón y arranqué para ir primero hacia mi casa - voy a tener que hacer dos viajes - comenté bajando del coche al aparcar frente la puerta - tu lleva los peces con cuidado, que como te caigas y se esparzan por el suelo verás - dije abriendo el maletero para sacar la pecera grande, sus cosas las dejaría allí.

- Ya, imaginaba que dirías algo así- me reí un poco. Los años habían pasado, pero él seguía igual que siempre...era reconfortante. Llegamos a su casa y cuando paró el coche me bajé con cuidado-. Ahora voy mirando todo el tiempo el suelo- me quejé. COn lo que me había dicho me había dado qué pensar. ¿Y si me caía y los mataba a todos?. Como le había cogido las llaves abrí la puerta y pasé mirando donde ponía los pies y los dejé en la mesa. Había ruido arriba, así que suponía que era Carol-. ¿Donde la vas a poner?- pregunté a Mark cuando entró.

- Pues ahí, enfrente de la cama, contra la pared - comenté metiendo la pecera en el cuarto con cuidado - viene con un soporte, voy a por el - venía con una especie de mesa montable para que no estuviera a ras de suelo y así se escondían los cables y demás cosas por dentro. Volví con el resto de las cosas y las dejé en la cama. - No tardo nada en montar esto, tiene que estar chupado - comenté las cosas que había. Empecé a montarlo a nuestra velocidad, pero teniendo cuidado con los materiales, hasta que estuvo todo. - Ahora hay que llenarlo de agua y esperar a que enfríe - dije mirándola - ¿a que me ha quedado bien? - comenté de camino a la cocina para coger barreños con agua - venga, en esto puedes ayudarme que no es muy complicado.

Me senté en la cama mientras el lo montaba, aunque no tardó demasiado porque lo hizo a su propia velocidad, con lo que en unos segundos estaba todo listo.
- No está mal para un aficionado...- comenté como si nada para meterme con él. Sonreí un poco y me incorporé para ir con él a la cocina-. ¿Me estás llamando tonta?- pregunté con una ceja levantada-. Ni se te ocurra...si es que quieres mantener tu cabeza en su sitio...te recuerdo que soy una Vulturi, soy poderosa- sonreí un poco y luego me reí. Llené un barreño de agua y lo subí a la habitación empezando a llenar la pecera-. Trae plebeyo- yo era como de la realeza vampírica. Le cogí el barreño que traía y llené un poco más la pecera.

- No, te estoy llamando poco útil para las chapuzas de casa - dije riendo mientras íbamos hacia la habitación con los barreños - te recuerdo que tengo más años que tu, y que pasé más tiempo con los Vulturi de lo que tu llevas con ellos - dije pasándole el barreño - no empieces una batalla que no puedes ganar - dije cogiendo los barreños vacíos, dejé un beso en su cabeza y fui al baño a llenarlos para volver al cuarto.

- Cielo...ya he ganado la batalla antes de empezarla- comenté mirándolo desde donde estaba y sonriendo un poco-. Yo soy para Marco como una hija- Damon era como su hijo y yo era como su hija...sus manos derecha e izquierda-. Así que aunque hayas estado muchos años en los Vulturi no has recibido ni de lejos mi adiestramiento y mi cargo- le vacilé riéndome un poco-. ¿Enserio estamos bromeando con esto?- pregunté riéndome. Le cogí el barreño que traía y llené más la pecera, haciendo lo mismo después con el otro-. Dos más y se acabó- comenté mirándolo.

- Recibí tu adiestramiento durante muchos años y después pasé a adiestrar yo, así que imagínate lo importante que llegué a ser - dije mirándola - yo no estoy bromeando - comenté cogiendo los barreños - que tu seas la mascota protectora de Marco no significa que estés en lo más alto.. y los dos sabemos que Marco no pinta demasiado, quien toma las decisiones es Aro, y yo fui su mascota protectora.. así que cielo, no lo intentes - fui al baño y volví con los barreños llenos otra vez - ahora voy a tener que fregar el suelo, como Carol vea las manchas de agua se enfadará conmigo - dije pasándole uno de los barreños para que echara ella el agua.

- Ya, pero lo que yo he aprendido en menos de cuatro años tu tardaste algunos más, me he informado- le dije sonriendo un poco de lado-. Pues deberías...- porque yo si lo hacía y no sabía si me gustaba que él no lo hiciera, me sentía menospreciada- Marco pinta tanto como Aro, ahí el que no pinta nada es Cayo...estás un poco verde- le dije mirándolo ahora un poco más seria, ¿a mi me iba a decir como funcionaban los Vulturi?. Cogí los barreños de mala gana y vertí el agua dentro de la pecera-. Vale- respondí algo seca.

- Sí, claro.. - dije riendo cuando dijo que Marco pintaba tanto como Aro - ¿de verdad llevas cuatro años con los Vulturi? porque cualquiera que te oiga.. - comenté dejando los barreños a un lado después de echar el agua, ya no había que echar más - ¿y qué has aprendido que yo tardé más en aprender? si has creído lo que te han ido diciendo por ahí de mi deberías ser más lista.. soy como un desertor y ahora más que eso, es normal que hablen mal de mi pero cuando estaba en sus filas valía casi lo mismo que vale Marco, así que imagínate lo que pinta.. solo está ahí sentado por herencia, seguro que ya no puede ni moverse - iba comentando mientras ponía la temperatura y terminaba de conectar los cables de los filtros.

- Mark, has estado en una cueva cuatro años, así que creo que yo se más en este momento de los Vulturi que tu- le dije mirándolo seria. Me parecía bien que me hiciera parecer tonta cuando estábamos de broma, pero yo no estaba tonta y eso lo estaba diciendo de verdad-. Si fuera por Aro yo estaría muerta- le dije totalmente seria- y si Marco no pintara nada sería así, así que no me digas que Marco no tiene ni voz ni voto, porque su voto hizo que no me cortaran la cabeza- él no tenía ni idea, hacía años que se había salido de las filas y no veía a los Vulturi-. Te equivocas, no me han hablado mal de ti- solo me habían dicho algunas cosas, dentro de las filas había gente que aún lo recordaba y no lo odiaba, no todos en las filas estaban de acuerdo con todas las decisiones de los Vulturi. Me fui a sentar en la cama y miré los peces moverse dentro de la bolsa.

- Pues vale Sam, como quieras, tu ganas - dije rodando los ojos, aprovechando que no podía verme porque estaba de espaldas a ella. No me iba a hacer cambiar de opinión, yo había vivido mucho tiempo con los Vulturi, las cosas no cambiaban tanto en cuatro años, para nosotros ese periodo de tiempo no era nada. Aro había cedido porque de vez en cuando tenía que hacer cosas por Cayo y Marco, así les tenía felices en sus tronos y él podía hacer lo que le viniera en gana, siempre había sido así y seguiría así eternamente, pero si ella se sentía mejor pensando que era la gran joya de los Vulturi que lo pensara. Miré el termómetro y después me senté en el borde de la cama con cuidado de no sentarme encima de ninguna bolsa, teníamos que esperar a que el agua enfriara dos grados más antes de meter los peces.

- Vale- encima me daba ahora la razón como a los tontos, pues no pensaba hacerle ni caso y no pensaba volver a sacarle ese tema, lo mejor era no hablar de los Vulturi con él, de hecho era lo primero que tenía que haber pensado. Miraba la pecera impaciente, tenía ganas de meter los peces dentro para dejarles nadar a gusto, este sitio era muy pequeño.

Pasaron unas semanas y todo continuó igual que hasta ahora, con la diferencia de tener que ocuparme de los peces además de mi mismo, pero no daban mucho trabajo. De vez en cuando me emparanoiaba con que me seguían, sobre todo cuando iba con Sam, suponía que era su chucho, de vez en cuando le olía cuando el aire venía en nuestra dirección, menudo inútil. Carol no estaba en casa, así que aproveché para quedarme tirado en la cama, comiendo palomitas mientras miraba el techo.

Pasaron unas semanas un poco tensas, Damon había tenido que ir a Volterra y me daba mala espina, los jefes no parecían estar contentos y con razón, porque habíamos perdido dos ataúdes, así que en cuanto llegaron los hombres lobo los despedí mandándolos de vuelta a Volterra, no los quería conmigo aquí, no sería seguro para ellos y desde luego mucho menos para nuestros planes si no eran capaces de llevar a cabo una orden tan simple. Ese mismo día recibí una llamada de Volterra en la que me explicaban que yo era la nueva encargada de la investigación, mi cargo era ahora el de Damon y a él lo habían rebajado al último puesto. ¿Cómo podía ser eso?, no me lo podía creer...yo no quería su puesto, Damon iba a pensar que lo había traicionado o algo peor, que lo había tramado todo...Cuando colgué miré a Bianca, que también había escuchado la conversación, aunque había sido corta porque yo no había sido capaz de hablar y habían colgado rápidamente. Acto seguido llamé a Damon, pero me salía que su teléfono estaba apagado, así que le dejé un mensaje de voz.
- Damon, soy Sam...llámame cuando puedas, tenemos que hablar...- mi voz sonaba cargada de angustia, no podía creer que me hubieran dado su puesto, yo no lo quería, no podía hacerle eso a Damon...ni siquiera estaba preparada. Como me sentía un poco ansiosa probé a llamarlo de nuevo, pero no me lo cogió tampoco, así que le mandé también un mensaje de texto diciéndole lo mismo que en el mensaje de voz. Después me puse la chaqueta y fui corriendo a casa de Mark. Llamé al timbre con insistencia y cuando me abrio la puerta lo miré-. Ha pasado algo horrible...- le dije mirándolo con los ojos muy abiertos, tenía ganas de llorar, me daba miedo lo que podía significar esto.