Casa de Caroline y Mark.

KATHERINE
- Igual que la vida no es justa, no se pueden controlar todos los juegos del mundo, Klaus - comenté sin dejar de caminar y sin siquiera girarme a mirarle - mi paciencia también tiene un límite - dije despacio, porque empezaba a perderla por momentos, me trataba como si fuera una niña que había hecho una travesura y yo ya era mayorcita para moverme por donde quería y para juntarme con quien quisiera - no tengo por qué contarte nada, porque no te afecta en mal modo, es más, te conviene.

Klaus

- ¿Y si tanto me conviene por qué no me lo cuentas Katherina?- pregunté mirándola, inclinando la cabeza a un lado. Me moví a mi velocidad y me puse delante de ella, cortándole el paso y levantando la cabeza, mirándola a los ojos-. La confianza iría bien en nuestra relación...- comenté con mi voz normal- hagamos una cosa...- miré a los lados como si me asegurara de que no hubiera nadie cerca-. Tu me cuentas tu secreto...y yo te cuento el mío- le dije en un susurro, mirándola a los ojos de nuevo, llevándome un dedo a los labios para darle énfasis al tema del secreto.

KATHERINE
Paré en seco cuando se puso delante de mi, en cuanto me tocara usaba mi don sobre él dejándole bien dormido.
- Nunca vas a confiar en mi y yo nunca voy a confiar en ti - dije seria - no te voy a contar nada, ¿quieres confianza? confía en mi ahora, te digo que te conviene, no tienes que saber nada más - si tenía que matarme alguien prefería que lo hiciera Klaus, a que lo hiciera Damon.

Klaus

- Eso no tiene mucho sentido, ¿te das cuenta?- pregunté- sabes que no me fiaré de ti y aún así me dices que lo haga...- negué con la cabeza haciendo de mis labios una fina línea-. Mal, Katherina, mal- sonreí de lado-. Lo que quiero es que me lo cuentes- dije ahora más serio-. Tienes dos opciones, contármelo y quedarnos tan amigos como siempre colaborando juntos...- dije adulzando un poco la voz-. O no contármelo, con lo que me enteraré por otra persona te lo aseguro- afirmé con la cabeza-, y tu solo tendrás a Salvatore, lo cual será patetico ¿no crees?, ¿cuanto tiempo piensas seguir tras el como una perrita en celo?- pregunté curioso-. Cuando consiga lo que sea que quiere de ti- porque si se estaba acercando a ella después de tanto tiempo era porque quería sonsacarle algo- ¿qué crees que pasará?- sonreí de lado-. Piénsalo Katherina...

KATHERINE
- ¿Crees que puedes manipularme con palabras? - dije dando un paso firme hacia él - qué iluso eres, Klaus - dije ladeando un poco la cabeza, parándome a observarle un momento, Klaus odiaba las adivinanzas, le gustaba tenerlo todo controlado, sonreí - entonces tendrás que buscar a otra persona - dije mirándole - ahora mismo no tengo a nadie.. tu venderías hasta los restos de tu madre si fuera necesario para conseguir lo que quieres - no dudaría ni un segundo en traicionarme.

Klaus

- No, pero tenia que intentarlo...si hubiera colado me habría reído de tí toda la eternidad- me alcé de hombros-. No, los huesos de mi madre son más valiosos que cualquier cosa que tuviera que ver contigo...- comenté mirando alrededor como si nada. No me había movido un milímetro cuando se había acercado, estábamos muy pegados, pero a mí Katherina no me asustaba- en cambio tu si lo harías con la tuya, pero eso es algo que se desde que te conocí- sonreí de lado-. Tarde, ya tengo a alguien que me lo puede contar- sonreí ampliamente-. Te estaba dando una oportunidad...te la habría dejado para que te divirtieras un rato pero...

KATHERINE
Cada vez tenía más claro que Klaus no sabía nada de mi, lo que en momentos como ese me parecía ventajoso, no me conocía tanto como él creía.
- ¿Dejarme el qué? - pregunté cruzándome de brazos, llevaba todo el rato con lo mismo y terminaba por picarme la curiosidad.

Klaus

- Oooh, ahora quieres saberlo...- sonreí ampliamente y negué con la cabeza-. Es un secreto...- me alcé de hombros-. Solo deberías saber que te habría gustado muchísimo...más que cualquier banquete- puse una mueca-. Tarde- me alcé de hombros y pasé de largo de ella para empezar a caminar y largarme de allí, me había cansado de jueguecitos tontos, le sacaría a la rubia de una forma u otra lo que estaba pasando, y si no lo sabía igual simplemente la mataba por placer.

KATHERINE
- Bien, pues muérete con tu secreto - comenté caminando hacia el lado contrario que él, si no me lo quería contar vale, no necesitaba saberlo, en unos días me olvidaría de ello, tampoco me estaba interesando tanto en ese momento. Me debatía entre enviarle un mensaje a Damon explicándoselo todo para que lo supiera, arriesgándome a su cabreo al enterarse de que había estado con Klaus, o no decirle nada y dejar que fuera una sorpresa.

Klaus

Di varias vueltas por el bosque para asegurarme que Katherina no me seguía, borrando mi rastro con cuidado y finalmente entré en el sitio en el que la tenía escondida. Parecía cansada y se notaba que había estado forcejeando con las cuerdas, porque se le estaban poniendo moradas las muñecas y podía oler un poco a sangre del roce de las mismas por algunas zonas.
- ¿Cuando vas a matarme?- preguntó mirándome a los ojos desafiante. Sonreí un poco de lado mirándola y me paré delante de ella.
- ¿Por qué crees que querría matarte?- pregunté curioso. Ella hizo un "já" sarcástico y miró a otro lado-. Solo quiero que me digas algo...- me incliné hacia ella mirándola- ¿Qué traman los Vulturi?- ella sonrió de lado y volvió a mirar a otro lado.
- No te voy a decir nada- respondió. Notaba su corazón acelerado, estaba nerviosa, y ella sabía que yo lo sabía, pero se estaba esforzando, adorable.

Al despertar había sentido pánico, pensaba que se había acabado y que iba a morir, que ya no podría hacer todas las cosas que quería y no podía estar más con Damon...Cuando Klaus se fue me puse a llorar, y no pude parar hasta que pasó un rato. Entonces decidí que no podía pasarme todo el tiempo llorando, prefería morir a dejar que me viera así, era demasiado humillante de por sí estar atada como para encima ponerme a llorar y a rogar por mi vida, seguro que Damon me encontraría, tenía que hacerlo. Durante el tiempo que estuvo ausente me centré en pensar la manera de mantenerme con vida hasta que vinieran a buscarme, alguien se daría cuenta de que no estaba ¿no?, por dios, más de la mitad de mis amigos eran vampiros, y todos de ellos poderosos, ¿cómo no iban a encontrarme?. Mi cerebro trabajaba a mil por minuto, no podía parar de pensar, me venían demasiadas cosas a la cabeza, era agotador…dudaba que pudiera olvidar alguna vez el olor de ese estúpido lugar…olía a humedad, a algún animal muerto…Forcejeé un poco con las cuerdas, tanto que me hice daño, pero tenía que quitármelas. Cuando Klaus volvió de nuevo intenté mantenerme tranquila, fingir que no me importaba lo que dijera, aunque estaba realmente nerviosa y eso él lo sabía también.
- Bien, ¿vas a decirme lo que sabes?- insistió, poniéndose delante de mí, mirándome divertido.
- No se nada…y aunque lo supiera…- me alcé de hombros- ¿por qué iba a decírtelo?- pregunté- no quiero que me maten los Vulturi, y mucho menos mi novio- prefería que me matara él por no decírselo.
- Bueno, yo tengo mucho tiempo…tu…no tanto- dijo él sonriendo y sentándose en una roca que había allí. Pasaron…no sé ni cuánto tiempo, pero a mí me parecieron horas, me dolían los ojos, la cabeza y tenía hambre, por no hablar de la sed. Me humedecí los labios con la lengua, había intentado dormir algo, pero así no podía-. ¿Tienes sed?- lo miré y quería decirle que sí, pero decidí callarme-. No voy a dejar que mueras…todavía- me respondió el sonriendo. Se levantó de la roca en la que había estado todo el tiempo y salió de allí. Miré las cuerdas con las que estaba atada e intenté deslizar las manos por ellas de nuevo, me dolían las muñecas muchísimo y me hice más daño aún tratando de sacarlas pero no conseguí nada.

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Llegué a casa de Carol y Mark y llamé a la puerta como hacía siempre, esperando con la cremayera en la boca a que me abrieran mientras la mordía distraída. Carol me abrió la puerta, pasé dentro y me quité la chaqueta.
- Hola- saludé a Mark acercándome a él para darle un beso en los labios.
- Yo voy a...preparar eso- dijo Carol señalando arriba. Asentí con la cabeza y miré a mi novio.
- ¿Qué tal el día?- pregunté.

Supe que venía Sam mucho antes de que llamara a la puerta. Después de merendar nos habíamos quedado viendo la serie de los médicos en el sofá. Carol fue a abrir y me giré hacia Sam cuando se acercó a darme un beso.
- Bien, como siempre - dije mirándola, cogí su mano y tiré un poco para que se sentara a mi lado - ¿y tu? - pregunté dejando mi mano entrelazada con la suya - ¿ha habido suerte? - pregunté refiriéndome al tema de Klaus.

Sonreí cuando tiró de mí para que me sentara a su lado y una vez me puse cómoda coloqué mis piernas sobre las suyas mirando hacia él.
- Hueles dulce- dije acercándome y oliéndole un poco- y también sabes- comenté pasándome la lengua por los labios. Negué con la cabeza en respuesta a su pregunta- se esconde demasiado bien...- puse una mueca-. Ha sido un día largo...y aún tengo que hacer cosas cuando llegue a casa- me alcé de hombros mirándolo.

- He merendado magdalenas que ha hecho Carol - comenté mirándola - y batido.. pero me lo he comido todo - dije riendo un poco, dejando una de mis manos en su rodilla - bueno, tarde o temprano le encontraréis - comenté mirándola - así que no te vas a quedar mucho rato ¿no? - desde que había vuelto de Volterra no se quedaba tanto como antes, siempre tenía cosas que hacer.

- Ala, ¿y no me has guardado ninguna?- pregunté mirándolo sorprendida- que malo eres...- me quejé-. Pues ya no te doy- comenté sacando del bolsillo de mi chaqueta dos piruletas pequeñas de esas de corazones, me encantaban-. Ya, supongo que lo haremos...- dije mientras abría una de ellas y me la llevaba a la boca- pero está siendo complicado...y frustrante, y mientras más tiempo pasa más posibilidades hay de que Aro mande a Jane y Alec para supervisarnos- rodé los ojos-. No, creo que no...- comenté pensativa- mañana intentaré venir más rato...desde que tengo el puesto de Damon...asqueroso- suspiré.

- Es que pensaba que vendrías más tarde, para la hora de la cena que ya habría otras cosas que comer - dije mirándola - y.. bueno.. es que estaban demasiado ricas - dije poniendo una mueca - la próxima vez te guardaré algo, lo prometo - le dije sonriendo un poco, abrí la boca cuando dijo que no me iba a dar ninguna piruleta - eh, venga ya - dije mirándola - no seas mala - dije intentando coger la que tenía en la mano - encima que me tienes abandonado..

- Si, claro...escusas...- le dije mientras chupaba la piruleta y lo miraba divertida- que no cuela- le dije riéndome un poco sin sacarme la piruleta de la boca-. Ya, claro, y la próxima vez te lo comes todo otra vez porque estaba rico- dije negando con la cabeza tras sacarme la piruleta de la boca- ¿yo mala?, no me has guardado ni un cachito- me quejé escondiéndola tras mi espalda-. ¿Abandonado?- levanté una ceja mirándolo- no te tengo abandonado...- dije riéndome un poco, me ponía nerviosa que me la quisiera coger así, veía que al final se me iba a tirar encima.

- Es que no he podido evitarlo - dije poniendo cara de pena - venga, dame una que tienes dos, no seas avariciosa Samantha - dije riendo un poco, inclinándome hacia ella, la había escondido tras su espalda pero llegaba perfectamente - ¿vas a obligarme a quitártela por la fuerza? - pregunté mirándola de cerca.

- Yo tampoco puedo evitar ser avariciosa- respondí entre risas- Anthony- dije su nombre con ritintín-. Em...- hice como que me lo pensaba un segundo, saboreando la fresa que me quedaba en la boca de la piruleta-. Creo que sí- le dije riéndome un poco intentando echarme un poco hacia atrás para que no me la quitara.

- Yo te he llamado por tu primer nombre, no por el segundo - porque no tenía - vas a manchar el sofá de Caroline y dejaré que descargue su furia descontrolada contra ti, que lo sepas - dije mirándola - no pienso defenderte - dije riendo un poco, me acerqué y le robé un beso rápido - mmm.. piruleta - dije sonriendo contra sus labios, dejando de intentar alcanzar la piruleta para llevar la mano por su costado hacia su cintura, para después meterla por debajo de su camiseta.

- Claro, porque no tengo- le respondí riéndome cuando me dijo eso-. Oh, que miedo me da Caroline, no podré dormir por las noches si me regaña- le dije riéndome un poco más, yo no dormía por las noches-. ¿No me vas a defender?- pregunté poniendo cara de pena-. Umm...piruleta...- repetí después de que él lo hiciera- imagina lo bien que sabe...- dije para hacerle rabiar un poco. Me reí y miré su mano cuando la metió por dentro de mi camisa- um...cambiando de táctica eh...- sonreí un poco mirándolo, notando como me tocaba, bastaba que me tocara un poco para que me dieran lo más parecido a escalofríos que se pudieran dar en un vampiro- esto es trampa...- me quejé.

- En el amor y en la guerra todo vale, y esto es una mezcla - le dije riendo, subiendo un poco más mi mano por su costado, acariciando lentamente su piel - vamos, si sabes que al final voy a ganar y me vas a dar la piruleta - le dije sonriendo - o te distraeré lo suficiente como para quitártela - reí.

- Um, me gusta la mezcla...- comenté suspirando cuando noté que subía la mano por ahí, me hacía perder un poco el hilo de lo que estábamos haciendo-. Siempre tan confiado en ti mismo...- comenté mirándolo y acercando mi boca a la suya para besarlo tirando un poco de su labio inferior mientras disimuladamente abría la otra piruleta para llevármela a la boca antes de que pudiera quitármela, porque si seguía así si que lo iba a hacer- no si yo me las como antes- susurré contra sus labios metiéndomelas en la boca y riéndome un poco, apenas me cabían.

- Pues entonces te las quito a la fuerza - dije riendo, cogiendo con mi mano su muñeca para sujetarla con fuerza e intentar sacar las piruletas de su boca - aunque.. ¿sabes qué? para ti las dos - dije separándome de ella, me levanté a nuestra velocidad y me senté en el sillón de al lado para estar separado de ella - pero que sepas que esto me ha dolido - dije llevándome una mano al pecho, en el lado del corazón.