Casa Caroline Forbes.

Llegué a mi casa después de comprar las cosas con las chicas, cuando salí del coche esperé a que me abrieran la puerta y el portero vino corriendo a cogerme las bolsas.
- Gracias- le dije sonriendo-. ¿Y mi padre?- pregunté.
- En su despacho señorita- me respondió. Asenti y entré dentro de casa, subió las bolsas a mi habitación y una vez allí me puse yo misma a colocarlas, no me gustaba que tocaran mis cosas.

Estaba tumbado esperándola en su cama, aunque muy quieto, tanto que ella entro y se puso a guardar cosas sin ni siquiera darse cuenta de mi presencia.
-Es bonito ¿Cuándo te lo vas a poner?- le pregunte sobre el vestido rojo que saco de una bolsa- ¿Vais a hacer cena de pedida o de ensayo?- dije curioso, colocando mis manos debajo de mi nuca.

Solté un pequeño chillido cuando lo escuché hablar, no sabía cuanto tiempo llevaba ahí, ni siquiera me había dado cuenta. Lo miré y me pasé la mano por la frente sosteniendo el vestido contra mi cuerpo.
- Que susto- me quejé- ¿qué haces aquí?- pregunté mirando mi habitación. Solté aire despacio y asentí- No se cuando me lo voy a poner- suspiré- pedida- respondí- pero no es hasta el mes que viene- mi madre se había empeñado en encargarse de eso.

-¿La pedida en un mes y la boda en dos? Eso es muy precipitado ¿no?- pregunte con una mueca- En mi época se tardaba años en hacer algo así…- comente mientras me incorporaba, bajando los pies de la cama y sentándome.- Estaba pasando el rato, me gusta el olor de tu habitación - dije mirando alrededor- ¿A ti no te pasa eso? ¿no te gusta estar en sitios donde huele a dulce?¿A pan recién hecho? Pues esto es algo parecido- aspire despacio, aunque sabía que me tensaba y los rasgos de mi cara de endurecían. Después la mire sonriendo de lado y levantando una ceja.

- No, no lo es- negué con la cabeza. No había por qué esperar mucho para casarnos, ya llevábamos casi dos años saliendo y habíamos hablado de como sería estar juntos, casados, muchas veces-. Tu época- asentí- lo siento, pero no me situo- no sabía ni los años que tenía. Seguía en el sitio quieta, mirándolo- si, si que me pasa- tragué saliva cuando vi su expresión al aspirar, era una sensación rara porque me gustaba, aunque sabía que así era peligroso y que podría acabar conmigo en un segundo, y aunque sabía que no debería gustarme nada de él porque yo quería a Shon, me iba a casar con él y Damon sería historia- ¿Recibiste mi invitación?- pregunté.

-Bianca la dejo por alguna parte- comente mirándola- Tengo 219 años recién cumplidos, estoy hecho un chaval- comente encogiéndome de hombros.- Bien, pues si a ti también te pasa ya sabes porque estoy aquí-sonreí y me levante dando una vuelta por la habitación.- No ha cambiado mucho en cuatro años, este cuadro ya estaba aquí entonces- comente tocándolo con un dedo.-

Me quedé con la boca abierta cuando me dijo los años que tenía. Cuando conseguí cerrarla ya había cambiado de tema y me hablaba de la habitación.
- No...digo, si- asentí- No he cambiado casi nada- comenté mirando alrededor. Me di cuenta de que aún tenía el vestido en la mano y fui hacia el ropero para colgarlo bien, no podía quedarme quieta como una estatua todo el rato que él estuviera aquí. Pensé en lo que había dicho del pan recién hecho, tenía gracia porque yo para él era como una bolsa de sangre en movimiento. Me giré hacia donde él estaba- 219- repetí casi sin darme cuenta, me había quedado con el número- ¿contando los de humano?- pregunté.

-Sí, contando los de humano- le dije mirándola- ¿Te sorprende? Supongo que ahora empezaras a entender todas esas manías de caballero y las palabras antiguas- comente mientras seguía mirando los cuadros de su habitación.- Los cumplí hace un par de días, nadie se acordó de mi cumpleaños- le explique- Me estoy volviendo antipopular- dije riéndome.- ¿quieres saber algo más? Antes siempre querías saber cosas… te puedo dar un detalle curioso.-dije sonriendo con vacilación.- Yo también tengo magisterio- como ella- Es más, tengo ocho carreras diferentes.-

- Pensé que tenías menos...- parecía tan acostumbrado a esta vida- ahora entiendo cosas si- asentí siguiendolo con la mirada- Pues felicidades atrasadas supongo- yo si me había acordado, había sido el día 2, al menos eso era lo que ponía en su ficha de la universidad hacía cuatro años- no lo se- no sabía si quería saber algo más...no, en realidad quería saber muchas cosas, pero...no podía preguntar- ocho- repetí- no, si por tiempo no habrá sido- lo miré a los ojos y cerré la boca, se me había escapado. Me alcé de hombros porque era algo cierto, no había dicho nada malo- ¿cuales?- debería dejar de preguntarle.

-Pues la primera que estudie fue Psicología, creo que cuando tenía como 40 años, los primeros 37 años de vampiro me los pase aprendiendo a controlarme, a luchar, a usar mi don y a servir a mi comunidad- le explique- Luego hice magisterio, Biología, Política, Relaciones Publicas, química, Veterinaria y la que más me gusta, Derecho- sonreí- Aunque debo decir que esa junto a la de política y relaciones publicas fueron las que tenían oficio más fácil para alguien como yo- sonreí, nos ganábamos al público con una mirada

- Vale, vale, espera...- miraba a los lados mientras repasaba todo lo que había dicho- ¿don?, ¿comunidad?- pregunté. Había hecho un monton de carreras difíciles- no hace falta que me digas por qué- sabía muy bien que podía encandilarte con cuatro palabras, y que con una mirada podía hacerte creer cualquier cosa, o al menos considerar seriamente la posibilidad de cambiar de opinión, aunque la hubieras defendido a muerte hasta ahora-. ¿Que es eso de un don?- no entendía que quería decir con ello- con comunidad te refieres a los Vulturi ¿no?- no se me había olvidado el nombre, lo habían mencionado pocas veces, pero no podía olvidarlo, no había podido hacerlo desde la primera vez que lo escuché.

-Comunidad igual a Vulturi, correcto, punto para la señorita Forbes. Don igual a eso que hacia Gabriella cuando miraba a la gente y la tumbaba al suelo- le dije a ella sonriendo- No sabias lo de mi don- comente riéndome un poco- Entonces no sabes que se exactamente cuándo mientes…- sonreí- Por eso soy tan útil con los Vulturi, soy como un detector de mentiras- le explique- dime dos cosas, una que sea verdad y la otra que sea mentira, yo te diré cual es mentira.- dije sentándome en la silla del escritorio-

Lo miré moviendo la cabeza y entrecerrando un poco los ojos cuando me "dio un punto". Esto cada vez se enrredaba más, ahora no solo había vampiros, que tenían vida eterna, belleza eterna, velocidad, fuerza, colmillos y un instinto asesino demoledor sino que además también podían hacer cosas como derribarte con la mente.
- Las mentiras- no recordaba haberle mentido nunca, no solía mentir, y ahora me alegraba, porque no serviría para nada. Me senté en la cama, necesitaba un momento para digerirlo. Lo miré a los ojos- Tengo pesadillas por las noches desde hace dos años- la primera parte era verdad, la segunda mentira, las tenía desde hacía cuatro, desde que él se había ido.

-Deberías ir a un psicólogo- le dije dejándome caer de nuevo sobre la cama- Por lo de tener pesadillas cada noche, ¿Hace más de dos años verdad? No creo que sea desde hace menos, las cosas traumáticas las sufriste antes y ahora parece que te recuperas- dije señalando algunas cosas de preparativos de la boda que tenia sobre el tocador.-

- Las tengo desde hace cuatro años, un mes y diez días- dije mirándolo. Después miré las cosas que había en el tocador, tenía los modelos de invitaciones, el plano de las mesas...- No necesito un psicólogo- no lo necesitaba porque suponía que con el tiempo dejaría de tenerlas, cada vez eran menos constantes, los primeros días apenas había podido dormir, dormía solo a ratos, ahora solo tenía una o dos pesadillas-. No creo que sea tanto como un trauma- más bien que recordaba cada detalle de aquella noche, cada sonido, y todo se juntaba, parecía real de nuevo- pasará- dije mirándolo.

-Además fueras al psicólogo que fueras no te iba a creer, así que sería peor el remedio que la enfermedad- sonreí- a no ser que fueras a hablar con Gabriella, ella a lo mejor puede ayudarte. Ha hecho todas las carreras posibles de psicología- me reí y mire de nuevo hacia la mesa.- Te acostumbraras a vivir con ellas- suponía- Yo no duermo así que no sueño.-

- No pensaba contarle que mi...- iba a decir novio- eras un vampiro- corregí- que habían venido otros vampiros a por mi porque...- ni siquiera sabía por qué habían venido a por mi- bueno, ya sabes lo que pasó- resumí-. De hecho es que ni iría a un psicólogo- no tenía sentido-. No, deja a Gabriella, ella tiene sus propios problemas y son más gordos que los míos, no voy a darle la lata- ¿no duermes?, ¿tampoco comes?- pregunté, aunque era una pregunta retórica- pues vaya vida.

-Venían a por Sarah, tú fuiste el cebo para que Sam hiciera lo que hizo, aquellos vampiros sabían que Sam es un vampiro que tiene muy desarrollada su parte humana… bueno, mejor dicho era, ahora es otra depredadora mas- sonreí.- Fue un error que tu estuvieras allí, tan solo fue culpa de nuestra mezcla con el grupo de humanos… se aprovecharon de los vínculos.- me encogí de hombros- Y les funciono-

- Bueno, ahora que se que solo querían utilizarme me siento bastante mejor- dije con un poco de ironía-. Y me hipnotizaron para asegurarse de que los Vulturis me cogieran ¿no?- negué con la cabeza-. Creo que nunca te lo agradecí- dije mirándolo- así que gracias- él me había salvado en varias ocasiones aquella noche-. ¿Tu me lo has hecho?- se me acababa de venir a la cabeza- ¿me has hipnotizado?- suponía que si, pero por alguna razón tenía la esperanza de que no me hubiera hecho olvidar nada.

-No, para que los Vulturi me cogieran a mi- le dije mirándola- Eso equivaldría a lo mismo mas o menos, porque los dos estaríamos muertos- nos señale- Esto está totalmente prohibido, no puedo contarte nada… pero aquel vampiro te obligo a recordarlo, así que creo que es mejor que sepas algunas cosas…- me encogí de hombros- Si, lo he hecho, varias veces.- admití.- ¿recuerdas el hombre que te persiguió cuando fuimos a jugar un partido fuera? Era un vampiro y bueno… puedes imaginarte lo que quería de ti.- sonreí

- Ya- me había repetido varias veces lo de que estaríamos muertos desde que había vuelto-. Bueno, si alguna vez vienen a matarme por lo menos que lo hagan porque se algo de verdad- me alcé de hombros y cerré los ojos cuando dijo que varias veces. Asentí- me lo imaginaba- comenté. Recordé a aquel hombre, y no solo eso, sino el vacío de información que había tenido en algunos aspectos. Me estiré para coger un cojín y le di con él- todas las veces que he ido al médico- iba diciendo mientras le daba- porque pensaba que tenía algún problema en la cabeza, por no recordar cosas que sabía que recordaba...¡eras tu!.

-¡Eh! Que no es para tanto- le dije poniendo una codo para taparme cuando empezó a pegarme con la almohada, aunque no me hacia daño, como siguiera así se iba a cargar la almohada por tonta.- La mayoría de las veces era por que no podías recordar cosas malas y la otra mitad por diversión- le dije riendo un poco- Te la vas a cargar- la avise señalando la almohada- Enserio... yo luego no quiero saber nada...- me alce de mano y me volví a tumbar en la cama, dejando que me pegara si quería.

- Pues me da igual, ¡me compro otra!- le dije mientras le atizaba con la almohada. Y yo preocupada porque se me olvidaban cosas que nunca se me habrían pasado, era muy detallista y él había estado hipnotizandome- encima por diversión- dije golpeándolo de nuevo. Cuando se tumbó se la puse encima y le di golpes con las manos.
- ¿Caroline?- preguntó mi padre al otro lado de la puerta. Me quedé callada y me bajé de la cama corriendo hacia la puerta, la abrí lo justo para que me viera la cabeza- ¿por qué gritas?- preguntó.
- No me cabe un vestido que me acabo de comprar- le mentí. No me gustaba mentir, pero mis padres eran un caso totalmente diferente.
- Pues devuélvelo- me repondió.
- Eso voy a hacer...- sonreí- ahora si no te importa...estoy desnuda- el asintió y cerré la puerta. Suspiré y me apoyé en la puerta-. Eres...- le dije a Damon en voz baja mirándolo- ojalá te doliera- lo miré mal.

-Bueno ¿Qué?- pregunte pasando de todo lo que me había dicho y caminando hacia ella- ¿Te desnudas o necesitas ayuda?-levante las cejas coquetamente- No puedes mentirle tanto a tu padre, lo del vestido es mentira, haz realidad lo otro por lo menos- dije colocando mis manos a los lados de su cabeza, encerrándola entre mi cuerpo y la pared.- ¿Te ayudo?- pregunte colocando mis manos en su cintura.